¡Qué debate traigo a este encuentro!
Sí, soy de la vieja escuela que le gusta disfrutar los libros físicos: tocar sus hojas, sentir la textura del papel, el aroma de la tinta... leer con un lápiz o marcador en mano para poder subrayar todos esos párrafos o frases que quiero mantener en el recuerdo siempre, cada vez que vuelva a tomar ese libro y recorra sus páginas ya conociendo su contenido.
Los libros son sabiduría, escape, educación, imaginación. Los libros son pasajes directos a mundos nunca antes explorados, porque solamente viven y vivirán en nuestra imaginación.
Sin embargo, tengo un kindle que pedí de regalo para un evento especial. También leo en una tableta digital, y paso las páginas con el movimiento de mi dedo sobre una pantalla blanco y negro a la que puedo acomodar el brillo con otro sencillo movimiento.
Durante mucho tiempo, lo viví como una batalla de poder. Incluso 10 años atrás muchos vaticinaban el fin de los libros en papel y definitivamente el fin de los escritores y sus historias. Sin embargo, los libros siguen llenando bibliotecas, la gente los sigue regalando y mejor aún, los libros siguen teniendo la oportunidad que se merecen de ser leídos, en papel o en digital. En las dos formas, como más te guste. Parece haber algo así como un equilibrio.
Desde hace ya unos años que los libros digitales representan entre el 15% y el 25% de los libros consumidos totales, una cifra que por supuesto varía país a país y año a año (el 2020, en gran parte gracias a los confinamientos, vio un boom en la venta de ebooks).
Está claro que cada formato tiene sus ventajas y sus desventajas. Por eso se me ocurrió, en El rincón de los libros de Sofía, podríamos evaluar todas las diferencias entre los libros papel y los libros digitales.
Entendiendo que cada lector tiene, en buena medida, su propia relación con ambos formatos, sus experiencias y, por lo tanto, un vínculo emocional diferente con cada uno.
En mi caso personal, crecí rodeada de libros. Tengo esa “conexión” con lectura que se genera por los vínculos inolvidables que la vida tan generosamente regala. Así que, para quienes se criaron rodeados de libros y revistas de papel, puede resultar difícil que los dispositivos digitales les despierten las mismas sensaciones, pero ¿qué ocurrirá con los “nativos digitales”, mucho más familiarizados con las pantallas táctiles que con las páginas impresas?
¿Qué es un libro electrónico?
El mundo de los libros electrónicos puede resultar un poco confuso. Y esto es, sobre todo, porque hay demasiadas palabras que parecen significar lo mismo. Después de todo, ¿qué es un Kindle, qué es un ebook? ¿Son lo mismo? ¿Y un libro digital?
La respuesta es, en realidad, bastante sencilla. Ebook, libro electrónico y libro digital son sinónimos, y se refieren, en principio, al archivo informático. Un Kindle, en cambio, es un tipo de e-reader, es decir, un dispositivo especializado en leer ese tipo de archivos. Kindle, diseñado por Amazon, es el aparato más popular del mercado, pero de ninguna manera el único.
Ventajas y desventajas del libro electrónico
Rentabilidad
En esta parte, la ecuación es conocida. Un ebook reader es un aparato tecnológico, por lo que es obviamente más caro que un único libro impreso. Sin embargo, el precio de un libro electrónico es mucho menor que el de uno en papel, y de hecho no es nada difícil encontrar ebooks gratis. El cálculo a hacer sería, entonces, a mediano plazo. Algunos sugieren sumar el valor de todos los libros leídos en el año. Si esa suma da más de lo que cuesta un Kindle, ¡entonces es una buena inversión!
Comodidad
Para los viajeros, este punto es definitivamente para el Kindle: es más liviano y más pequeño. No solo viajes largos, para los cuales un solo libro podría no ser suficiente, sino también para periodos breves: no siempre es posible saber qué tendremos ganas de leer cuando estemos en nuestro destino. Esto significa que entra fácilmente en un bolsillo, y que podemos echarnos boca arriba en la cama a leer un libro voluminoso, como Danza de Dragones de George R.R. Martin, sin que se nos cansen los brazos. Además, el ebook funciona con varios tipos de luz. La única desventaja es que hay que cargarle la batería, pero en general tienen tanta autonomía, en algunos casos, ¡hasta dos semanas!, lo que realmente no es un problema.
Disponibilidad
¿Qué es más fácil, conseguir un libro en su versión digital o en su versión papel? La respuesta, como en muchos otros casos, es: depende. Si estamos hablando de un texto en otro idioma o publicado en un país extranjero, lo más probable es que lo veamos antes en internet que en la estantería. Pero las novedades locales y los libros de editoriales independientes no suelen ser fáciles de encontrar en su versión digital. En este caso, depende sobre todo de las preferencias del lector.
Interactividad
Hasta hace poco tiempo, los e-readers apenas permitían hacer algunas marcas sencillas, pero en los últimos años ampliaron mucho sus funciones. Ahora se puede subrayar, citar, comentar y copiar; hay más posibilidades incluso que en un libro impreso. Sin embargo, recientemente se realizaron varios estudios comparando los efectos de una lectura en papel y una digital. Las respuestas son concluyentes: leemos mejor en papel. Hay varias hipótesis sobre por qué ocurre esto, desde la costumbre, la mayoría de los sujetos de estudio fueron educados leyendo textos impresos, hasta la multisensorialidad, un libro es mucho más que un estímulo visual: es también un registro táctil, pero por el momento no hay demasiadas dudas al respecto.
Sostenibilidad
A primera vista, pareciera que tener un Kindle es más ecológico que comprar libros impresos. Estamos hablando de un único aparato versus muchísimo papel. Sin embargo, varias organizaciones dedicadas al medioambiente sostienen que esto no es así. Ocurre que la “basura tecnológica” producida por un e-reader es mucho más dañina que el papel, que es un recurso renovable. La pulpa del papel se produce generalmente a partir de plantaciones sembradas con este fin, por lo que no participan del desmonte masivo, más asociado a la industria maderera, la agricultura y el pastoreo; y el papel es, claro, un producto reciclable. No pasa lo mismo con los e-readers, que suelen terminar en un basurero tecnológico en el tercer mundo, donde son incinerados, lo que hace que liberen sustancias nocivas.
En 2003, J. K. Rowling se puso al frente de una campaña para cuidar los bosques del planeta, cuando se enteró de que los libros de Harry Potter publicados hasta entonces habían exigido derribar 6,5 millones de árboles. Desde entonces, todas las ediciones de la saga se editaron con papel reciclado. La circulación de los libros electrónicos, en cambio, no requiere la caída de ningún árbol.
Entonces, ¿en qué quedamos?
Para muchos amantes de la lectura, pocos lugares son tan agradables como una biblioteca, sea pública o privada. Recorrerla, perderse en ella, tomar un libro y otro, hojearlos, es una experiencia mucho más rica que recorrer un catálogo de archivos digitales y abrir algunos de ellos para leer algunas líneas. Paseos como esos llevan a menudo a descubrir obras o autores a los que no se hubiese llegado de otra manera y cuya lectura depara largas horas de felicidad.
Hoy en día todo indica que el libro electrónico y el libro impreso pueden sostener una coexistencia pacífica. Ocurre que, a partir de cierto volumen de lectura, tener un e-reader es una gran inversión; y, sin embargo, a pesar de eso, mucha gente prefiere tener algunos libros en formato físico, para repasar, prestar y coleccionar. Parece, después de todo, que no hace falta elegir: podemos tener ambos.
Kindle y libro papel: ¿Complementarios o excluyentes?