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Tribune News Service
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Mixar López

'La balada de Chalino Sánchez'

Alejandro Mendoza, titular de la versión en español del podcast ‘Ídolo: The Ballad of Chalino Sánchez’, comparte cómo fue descubrir la música del cantante y el proceso de creación del podcast.

No es un secreto que Rosalino Sánchez Félix (1957-1992), mejor conocido como Chalino Sánchez, fue un interprete extraordinario, fuera de todo molde, de perfil subversivo y recia personalidad, pero también un delincuente, al retumbo de toda bocina en cualquier poblado de México, considerado como un pionero del corrido bravío.

Sus creaciones dentro de este género reflejan personajes y situaciones que delimitan —sin plena conciencia— el mundo literario o el bluff del narcotráfico en el corrido.

El mito de Chalino Sánchez lo descubre como un personaje coral; un hombre valeroso, y lo exalta al grado de que, sin mencionar necesariamente sus actos, lo convierte en un héroe inmerso en el ámbito ficcional del tráfico de estupefacientes. Hablé de la mitología y oscura leyenda de Chalino Sánchez con Alejandro Mendoza, titular de la versión en español del podcast “Ídolo: The Ballad of Chalino Sánchez”.

El punk surgió como movimiento contracultural en Reino Unido en los años 70, como protesta de la juventud urbana ante el convencionalismo de la sociedad y la crisis económica, que se manifestó por la defensa de una indumentaria estrafalaria y anticonvencional; ¿de qué manera lo relacionas a un cantante mexicano y delincuente, especializado en la música regional y el corrido, llamado Rosalino Sánchez Félix A.K.A Chalino Sánchez?

Siempre he pensado que el punk es más una actitud y filosofía ante la vida que va más allá de los estoperoles y las chaquetas de cuero. Creo que no hay nada más punk que ser quien eres y quien quieres, sin pensar en las reglas o estructuras convencionales. Es ir en contra de la norma y transgredirla, siendo fiel a ti mismo. Creo que Chalino Sánchez era un punk porque cantó cuando le dijeron que no podía cantar. Fue fiel a sí mismo y a sus raíces, y siguiendo la filosofía DIY (Do It Yourself), se hizo su propio cassete y a falta de un sello discográfico, cargó la cajuela de su coche con estos cassetes y se iba a venderlos él mismo a los swap meets de LA. Creció su fama en su comunidad y formó parte de la escena musical local. Cantó de personajes que no eran bien vistos. Fue uno de los que crearon un género que se sigue haciendo. Chalino era un underdog y con todo en contra, siguió su sueño, creyó en su talento y lo logró. Y no creo que haya algo más punk que eso.

¿Cómo se te ocurrió el podcast 'Ídolo: The Ballad of Chalino Sanchez'?

La idea comenzó en la cabeza de Erick Galindo y Marlon Bishop, host de la versión en inglés y productor, respectivamente. Se platicó entre el equipo de “Futuro” y “Sonoro”, y comenzó este dream team. Yo ya había trabajado con “Sonoro” en otro proyecto, y me buscaron para ver si me interesaba hacer la versión en español y por supuesto acepté. Lo primero que hice fue volar a Sinaloa y así comenzó la producción del podcast, conmigo desde México y Erick desde EEUU.

En el libro 'True Tales From Another Mexico' (University of New Mexico Press, 2011) del periodista Sam Quinones, se menciona que Chalino Sánchez llegó a los campos de Coachella en 1977, siendo apenas un muchacho, ayudado por “polleros”, escapando de Sinaloa después de ultimar a balazos a un mafioso de la localidad, luego de que éste violara a su única hermana. Un hecho que no difiere del murmullo popular, pero hay quien también asegura que todo esto es parte del mito; elemento ficcional del que requiere toda historia, la catábasis del superhombre, según Joseph Campbell, en su libro 'El héroe de las mil caras' (1949). ¿En verdad Chalino Sánchez narraba en sus canciones lo que veía y vivía, como un juglar o heraldo de la música norteña?

Cuando comenzamos la investigación nos encontramos con este tipo de historias que tienen algunos datos imposibles de verificar porque se han ido contando de boca en boca. Lo que tenemos como fuentes son personas que conocieron a Chalino, como su viuda o su compadre, que confirman algunas de las historias contadas en sus canciones. En la historia de Chalino no hay muchas certezas y creo que eso abona a la figura que existe de él actualmente.

En ‘La nota de muerte’, el primer podcast de 'Ídolo: The Ballad of Chalino Sanchez', mencionas que ‘Nieves de enero’ rebasa en números de reproducción a éxitos de artistas como Selena Quintanilla, Fey o Vicente Fernández, sin embargo, es su interpretación la que destaca, pues esta canción fue compuesta por Mario Molina Montes en los años 60, siendo su primer interprete Miguel Aceves Mejía. ¿A qué se debe que este tema, interpretado también por Agustín Ramírez (1969), Banda El Recodo de Cruz Lizzárraga (1999) y Valentín Elizalde (2010), sea más laureada en la voz de Chalino?

Creo que esto tiene mucho que ver con el timing y la manera en que presentas la canción. Lo hemos visto en casos como “The Man Who Sold the World”, que la versión de Nirvana es más popular que la original, de David Bowie, o la “Chilanga banda” de Café Tacvba, entre un chingo más. En el caso de las “Nieves de enero”, creo que Chalino, retomando la primera pregunta, la hizo punk. Se agregó un acordeón y la interpretación de Chalino la aterriza a su público, haciéndote pensar que es uno más como tú, que su voz no es la más privilegiada pero canta con sentimiento, lo que la vuelve perfecta para escuchar mientras tomas con el corazón roto. Ahora, a toda esta mezcla agregas la nostalgia de los mexicanos viviendo en EEUU, y creo que el resultado fue el éxito, tanto así que muchos piensan que la versión de Chalino es la original.

¿Fue Chalino el primer artista en componer corridos por encargo, una especie de escritor fantasma del narco?

Chalino no fue el primero pero cambió la narrativa. Los primeros corridos que hablaban del narcotráfico vienen poco después de la revolución mexicana, donde se habla de traficar morfina y opio. Después vienen agrupaciones como Los Tigres del Norte o Los Tucanes de Tijuana, que también lo hacen, pero desde otro punto de vista, que es el de las personas que trabajan para el narco. Los corridos de Chalino comienzan a hablar más de los capos, que ya fueron empleados y ahora son patrones, tienen gente a su cargo, dinero, éxito y poder. El corrido siguió evolucionando conforme el narco lo hizo. Después se comenzó a hablar de tomar Buchanans, traer armas y darse perico; luego se volvió más violento y hablaban de cortar cabezas y dar levantones; ahora hay corridos “verdecitos” que hablan de fumar mota con nombres gringos, y hay corridos “tumbados” sobre codeína... Creo que Chalino, entre otras bandas y artistas, fue quien ayudó a cimentar las bases para todo esto.

Las letras de Chalino carecían de todo tipo de metáforas y figuras retóricas, ¿cuál fue la contribución cultural de este artista al folclor y la cultura popular mexicana?

Creo que el encanto de Chalino, y al mismo tiempo lo que hizo que conectara con la gente, fue que sus canciones hablan de lo que la gente estaba viviendo; son historias contadas sin ninguna pretensión ni lenguaje rebuscado. Esta fue una oferta más para quienes no se identificaban con los sueños pop de músicos como Emmanuel, Luis Miguel o Magneto. En el caso del regional estaba Selena Quintanilla, Juan Gabriel e incluso Los Tigres del Norte. Mientras algunas de estas canciones sonaban en la radio, bares o antros, Chalino le cantaba a la gente de a pie que no tenía tiempo de soñar con “chicas de humo” porque tenían otros problemas, Chalino le cantó a los borrachos de cantina usando sus palabras y dándoles un sentido de pertenencia a través de su música.

En un principio, Chalino optó por el ‘do it yourself’, contrató a un grupo para que grabara sus temas, pero todo se complicó y aún con esa voz poco educada, terminó cantando sus composiciones. ¿Crees que a esto se deba la crudeza y fidelidad de su música?

Totalmente. Platiqué con grandes músicos y cantantes sobre esto, y la respuesta fue la misma: Chalino canta con el corazón, con la tripa, es visceral y no busca ser bonito, ¡pero cómo transmite! Por eso también lo comparo mucho con el punk. Cuando vas a un show de punk, no importa que el lugar esté sucio, la cerveza tibia ni que la banda que está tocando se equivoque. No vas ahí porque los músicos sean los más virtuosos, estás ahí por lo que te hace sentir y Chalino podía generar eso con su voz.

¿Qué crees que haya dicho la famosa nota de muerte que le entregaron a Chalino Sánchez en el Salón Bugambilias, en 1992 en Culiacán, Sinaloa?

Creo que las posibilidades son infinitas y nunca lo sabremos. Esto termina siendo una decisión más personal y la respuesta depende de cada quién. En esos shows es común acercar papelitos con peticiones: que mandes saludos a tal persona, que toques determinada canción o que se la dediques a alguien. Esa pudo haber sido una opción. La otra, por lo que hemos podido ver en el rostro de Chalino a través del video en redes, es que tal vez había algo que le preocupó. ¿Era una amenaza? No tengo idea. Lo único que sí sé, es que en México eso es totalmente posible, es decir, no estamos hablando de algo descabellado. México es un país donde pueden amenazarte en frente de cientos de personas, y más tarde asesinarte y aventar tu cuerpo, sin que haya un culpable. Y eso es lamentable.

¿Cómo fue el proceso de investigación para el podcast?

Hicimos un equipo maravilloso entre la gente de “Futuro” y “Sonoro”. Es la primera vez que trabajo así y ha sido muy gratificante. Cuando digo “así”, me refiero a la distancia. Había personas en Chicago, otros en LA, algunos en New York y otros en la Ciudad de México. El trabajo de investigación lo hicimos entre Erick Galindo, desde California, y yo desde la Ciudad de México, Culiacán y Mazatlán. Erick se encargó de hacer las entrevistas desde allá y de contar esa perspectiva, la del hijo de mexicanos que creció en California. Allá pudo entrevistar a Marisela, viuda de Chalino, igual que a Nacho Hernández y más personajes que pudieran contarnos más sobre él.

Desde México, yo hice las entrevistas para entender más el contexto por el que surge alguien como Chalino, a través de la gente que creció en la misma situación o escuchando su música. Después comenzamos a escribir los episodios y ahí, cada versión fue agarrando la voz de cada uno y creo que por eso es muy rico el podcast, porque es la misma historia contada desde dos perspectivas muy diferentes pero que se complementan.

¿Cuál es la relación de Chalino Sánchez con el rap?

En realidad no hay, más allá del famoso meme de Chalino con Tupac Amaru, que no es real. Mucha gente lo asocia con el gangsta rap por la forma en que hablan de ciertos personajes y el contexto en el que surgen estos géneros, el narco-corrido y el gangsta-rap. Chalino vivió en California mientras el gangsta-rap cobraba fuerza y era común, como en el caso de Erick, escuchar en tu barrio rap con tus compas, y al mismo tiempo Chalino con tus tíos. Creo que también lo comparan por esta actitud de hombre bravo, que no se deja, que es buen pedo pero si te metes con él, no tiene miedo de agarrarse a plomazos.

¿Quiénes son los encargados en escribir el corrido dedicado a Chalino Sánchez, que escuchamos al final de cada emisión?

El corrido fue un ejercicio muy divertido. La música original fue escrita por Héctor Fernández y la letra por Héctor, Carmen Graterol, Jasmine Romero, Juan Diego Ramírez y yo. Teníamos juntas semanales donde nos poníamos a escribir y se volvió algo muy divertido. Después, con las estrofas y coro ya armadas, Héctor busco a músicos que pudieran tocarla y se metieron al estudio. Los músicos son: Voz: Simón Temoxtle; acordeón y dirección musical: Javier Zabaleta; bajo: Gerardo Albarrán Soto; bajoquinto: Leonardo Cano "Quinto Zurdo", y en la batería: Jr. Arizmendi.

¿Es genuino tu gusto por Chalino Sánchez?

La música de Chalino Sánchez me gusta, pero como dije en el podcast, nunca fui su fan. Era algo que escuchaba la gente mayor en Michoacán o que simplemente sonaba por ahí, y así lo he visto siempre. Chalino para mí es más nostálgico, me remonta a una época en la que mi abuela me daba un taco de aguacate con sal, en lo que estaba lista la comida mientras sonaba algo en la radio, y ese algo podía ser Chalino. O me recuerda las primeras veces que me emborraché con mi primo mientras intentaba aprenderme las canciones de regional que me enseñaba. Entonces, mi gusto por Chalino es el gusto por mis raíces, por mi familia y por momentos que me dieron alegría y me formaron, y partiendo de ahí, entonces puedo decir que mi gusto por Chalino Sánchez sí es genuino.

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