WASHINGTON — Como muchos estadounidenses de su edad, Donald Trump compartía un interés en el misterioso asesinato del Presidente John F. Kennedy. Tanto es así que poco después de asumir el cargo se comprometió, como una persona ajena a Washington, a ordenar la liberación de todos los documentos relacionados mantenidos en secreto en las bóvedas del gobierno.
Ahora, a semanas de dejar el cargo, parece que dejará esa tarea de interés y significado históricos al presidente electo, Joe Biden.
Trump llegó al cargo con un don para la televisión y cómo crear suspenso en la audiencia. Y dados los numerosos documentales y la exitosa película de 1991 "JFK" del director Oliver Stone, la prometida publicación de documentos secretos de décadas de antigüedad tenía todos los ingredientes de un thriller de suspenso. Presagiaba información crítica para los historiadores y saciaría la sed de los baby boomers interesados.
"Sujeto a la recepción de más información, permitiré, como presidente, que se abran los archivos de JFK, bloqueados y clasificados durante mucho tiempo", anunció Trump con fanfarria en un tuit inesperado el 21 de octubre de 2017, a solo nueve meses de iniciado su mandato.
Pero poco después de la declaración, Trump se retractó parcialmente.
Aproximadamente 35 mil documentos fueron desclasificados, pero muchos de ellos todavía estaban parcialmente tachados, lo que significa que el documento completo no fue liberado a la vista del público. A petición de la CIA y el FBI, Trump retrasó la desclasificación completa por otros seis meses. Más de cinco décadas después de que la bala de un asesino derribara a un presidente lleno de promesas, las luchas internas del gobierno continuaron ocultando información que durante mucho tiempo estuvo envuelta en el misterio.
Luego, en abril de 2018, la desclasificación se quedó corta de nuevo. Se publicaron unos 19 mil 45 documentos, pero 15 mil 584 tenían información que podría ser retenida hasta el 2021. En una declaración, Trump dejó la puerta abierta para que se divulgara antes la información completa.
"Estoy de acuerdo con la recomendación del Archivista de que las continuas retenciones son necesarias para proteger contra daños identificables a la seguridad nacional, a la aplicación de la ley o a los asuntos exteriores que son de tal gravedad que superan el interés público en la divulgación inmediata", comentó el presidente. "También estoy ordenando a las agencias que revisen de nuevo cada una de esas tachaduras en los próximos tres años. En cualquier momento durante ese periodo de revisión, y a más tardar al final de ese periodo, las agencias revelarán la información que ya no justifica la retención continua".
No hay nada que impida una liberación más temprana, pero los National Archives no han añadido ningún nuevo documento público desde abril de 2018.
Los documentos del asesinato de Kennedy deben ser completamente desclasificados para el 26 de octubre de 2021. Eso permitiría a la entrante administración de Biden ser la que se jacte de haber abierto por completo los archivos de JFK al público más de 57 años después del fatídico día en Dallas el 22 de noviembre de 1963.
"El personal de Trump está buscando decisiones de último minuto y reglamentos y órdenes ejecutivas que pudieran pulir el legado de Trump. Este sería uno", dijo Larry J. Sabato, autor de "The Kennedy Half Century" y un analista que sigue los registros de Kennedy como director del Centro para la Política de la University of Virginia. "Después de todo, Trump probablemente disfrutaría hacerlo. Molestaría a la CIA y a algunas otras agencias si lo hiciera. Eso empataría con la personalidad de Trump: un último gesto de despedida, y por supuesto esos gestos son solo un dedo".
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad, la Casa Blanca no respondió.
"No hacemos comentarios sobre las deliberaciones internas", dijo Judd Deere, secretario de prensa adjunto de la Casa Blanca.
McClatchy y Miami Herald no son los únicos que se preguntan si Trump dejará a su sucesor la tarea de completar la liberación de los documentos.
"¿Liberará Joe Biden los registros de los asesinatos de JFK?", preguntó el titular de un blog del 23 de noviembre del sitio web JFKFacts.org, un portal dedicado a la investigación de un periodo complicado de la historia de Estados Unidos.
En una declaración de abril de 2018, National Archives advirtió que otros 520 expedientes permanecían en secreto porque se trataba de asuntos judiciales sellados que solo pueden abrirse por orden de un juez; eran documentos personales de antiguos funcionarios de la administración; o procedían de bibliotecas presidenciales con la condición de que permanecieran en secreto durante periodos determinados.
En total, National Archives tiene ahora en los registros del asesinato de JFK más de 300 mil documentos, que incluyen más de cinco millones de páginas. Las revelaciones de los últimos años han llenado algunos vacíos en el conocimiento pero también han planteado preguntas sobre el papel del sur de Florida en la saga.
Por ejemplo, un ex líder de Alpha 66, un grupo con sede en Miami que se oponía al régimen de Castro en Cuba, insistió en que vio a un funcionario de alto nivel de la CIA entrenando a Lee Harvey Oswald para asesinar a Fidel Castro antes de que Oswald fuera acusado de matar a Kennedy. El propio Oswald fue asesinado mientras era escoltado por agentes de policía de Dallas poco después, asegurando que nunca pudiera discutir sus motivos o si actuaba de acuerdo con otros.
Los documentos publicados en los últimos años también arrojan más luz sobre los movimientos de Oswald en México poco antes del asesinato. Un documento enviado por una agencia de inteligencia extranjera no identificada destacó cómo era probable que Oswald hablara por teléfono en México con un líder de un equipo especial de asesinatos soviético llamado Departamento 13.
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