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Rita Giordano

Los albergues para animales están abrumados ante familias que devuelven en masa a sus cachorros pandémicos

FILADELFIA— La frustración saltó de la página de Instagram:

"Nunca jamás he visto a tanta gente tratando de deshacerse de sus perros", publicó Jessica Mellen-Graaf, del rescate de perros Philly Bully Team.

Ya abrumados, su equipo de rescate había recibido 20 solicitudes en 48 horas de propietarios que querían devolver a sus perros.

"Sabíamos que esto podía suceder", dijo. "Solo que no creo que pensáramos que iba a ser tan malo".

En los primeros meses del COVID-19, lo casi vacíos que estaban los refugios de animales del país fue uno de los pocos aspectos positivos en una época oscura. Los datos de ASPCA sugieren que más de 23 millones de hogares estadounidenses adquirieron una mascota durante la pandemia.

Pero, a medida que las restricciones por la pandemia disminuyen, muchos están volviendo al lugar de trabajo o descubriendo que el COVID ha alterado sus circunstancias de otra manera.

Los defensores de los animales ahora se esfuerzan por encontrar voluntarios que acojan a los perros sin hogar. Hay menos gente que quiere adoptar. Y las organizaciones locales dicen que están inundadas de solicitudes de propietarios que quieren deshacerse de perros que ya no quieren o se sienten incapaces de mantener.

"Es difícil en este momento", dijo Marta Gambone de Phoenix Animal Rescue, en Chester Springs.

Los rescates de mascotas y los refugios ayudan a las personas que devuelven a las mascotas debido a las dificultades, pero Gambone y otros defensores dicen que muchas de las devoluciones que están viendo ahora son una historia diferente.

Son perros como Nate, un pastor alemán juguetón de un año de edad que su familia recientemente le entregó a Phoenix.

"Es inteligente como un látigo, es un gran perro, pero lo entregaron porque no tienen tiempo para él", Gambone dijo. "Es absolutamente un perro COVID que alguien compró, y, ahora que la gente va a trabajar, no quieren tratar más con él".

Muchos de estos "perros COVID" son de razas grandes: una población de mascotas que se ha convertido en un reto para los refugios de animales y rescates en todo el país en cuanto a acogerlos o encontrarles hogares, especialmente ahora.

"La gente adquiere un cachorro porque es bonito, pero ese cachorro se convierte en un mastiff o un boerboel de 100 libras", dijo Gambone. "Hemos visto que se devuelven muchos perros que no son los adecuados, porque están creciendo mucho y se vuelven destructivos en casa porque no hacen el ejercicio que necesitan".

Angelica Giunta, presidenta de Philly Rescue Angels, ayudó recientemente a un propietario que dijo que no podía quedarse con su joven mezcla de husky.

"Las circunstancias de mi vida cambiaron", dijo el propietario del husky, un profesional de Filadelfia que no quiso ser nombrado.

Giunta encontró un rescate de huskys dispuesto a ayudar a encontrarle un nuevo hogar a ese perro. No tuvo tanta suerte una joven pareja de pastores, padre e hijo, que otro propietario ya no quería.

"Los refugios están tan llenos. Odio pedirle a otros refugios. Sé cómo se sienten", Giunta dijo. "El nuestro está en su límite en este momento".

Mellen-Graaf, de Philly Bully Team, y otros defensores de los animales domésticos se muestran especialmente preocupados por el hecho de que muchos de estos abandonos se deban a la falta de adiestramiento, un problema que puede solucionarse y al que algunos grupos incluso podrían ayudar.

"Mucho de lo que estamos viendo es a la gente luchando con sus perros que tienen ansiedad por la separación, cosa que totalmente tiene sentido", dijo Mellen-Graaf. "Cuando obtuvieron estos perros, estaban en casa todo el tiempo. Nunca le enseñaron a los perros a estar solos ni se molestaron en adiestrarlos para estar en la jaula. Ahora la gente sale de casa más a menudo y ven esta ansiedad que, sin saberlo, han causado".

Durante el COVID, muchos de los nuevos propietarios no podían conseguir a un adiestrador, no podían pagarle o no sabían cómo hacerlo ellos mismos. Muchas de estas mascotas acabaron con problemas de comportamiento.

Freddie Mercury, una joven mezcla de Pit Bull de color marrón con bonitos ojos castaños y grandes orejas, fue adoptado por Philly Bully Team como un cachorro feliz y amistoso, pero lo devolvieron como un perro joven muy poco social. El rescate pagó un programa de alojamiento y adiestramiento para Freddie.

"Tuvo que volver a aprender la estructura y los límites, todas esas cosas que no se le enseñaron como cachorro cuando se le adoptó", dijo Mellen-Graaf.

"Ahora se le está buscando un hogar", añadió. "Es un buen chico".

A pesar de lo difíciles que son las cosas para los refugios privados y los rescates, la situación sube a otro nivel en Philly ACCT, el refugio de admisión abierta de Filadelfia, cuya misión es acoger a todos los perros que llegan y en el que los abandonos por parte de los propietarios han aumentado mucho.

"Todos los días es un juego de sillas musicales, y, por desgracia, a veces el costo es la vida de estos animales", dijo Sarah Barnett, co-directora ejecutiva en funciones de ACCT. "Estamos teniendo que hacerle timestamp (programar para la eutanasia) a perros a los que nunca imaginamos tener que hacerlo, porque eran perros que pensábamos que se irían, que serían adoptados".

"El lunes pasado, mi colega salió y había una fila", dijo Barnett. "Ella dijo que parecía una venta de Black Friday. Era para devoluciones".

Los refugios de admisión abierta en todo el país están por encima de su capacidad, dijo el director. ACCT recientemente tuvo más de 120 perros en un espacio destinado a 70. La duración de la estancia ha aumentado, pero no hay suficientes hogares de acogida ni espacio en los refugios privados como para que los perros de ACCT tengan más tiempo para encontrar un hogar.

ACCT intenta evitar los abandonos ayudando a los propietarios a mantener a sus mascotas —ofreciéndoles el pago de los cuidados veterinarios o las clases de adiestramiento, por ejemplo—, pero últimamente muchos parecen menos receptivos.

"La gente ha llegado realmente a su punto de ruptura", dijo Barnett. "Hay diferentes cuestiones que están haciendo que la gente llegue a su límite y no esté abierta a la ayuda o a la asistencia de la forma en la que solía estarlo".

Mientras tanto, ACCT ha luchado contra los recortes presupuestarios a medida que aumentan las demandas de servicios.

"Por eso todo el mundo se acerca al público, ya sea acogiendo perros, adoptándolos o como voluntarios", dijo Barnett. "Cualquier cosa".

ACCT, por ejemplo, no suele exigir cuotas de adopción. Muchos refugios y rescates también ofrecen ayuda para la atención veterinaria, el adiestramiento u otras necesidades.

La sucursal de Filadelfia de SPCA en Pensilvania cuenta con Barkfast Club, un animado grupo de jóvenes mezclas de pitties: Taz, Ty, Lexie, Lily, Leo y Ravioli. La adopción de cualquiera de estos enérgicos caninos incluye sesiones de entrenamiento de comportamiento.

Maddie Bernstein, gerente de salvamento de PSPCA en Filadelfia, dice que han estado recibiendo al menos 10 solicitudes de entrega al día en lugar de las típicas de una a tres, dijo.

Los gatos siguen encontrando hogares, dijo Bernstein, compartiendo la opinión de otros operadores de refugios. Son los perros y sus mayores compromisos de cuidado los que tienen más dificultades.

Normalmente, esta sería la temporada baja de devolución de animales. El verano, con las vacaciones y otros planes, suele ser cuando escasean los hogares de acogida y los adoptantes.

Pero ahora está ocupado en todas partes, dijo Mellen-Graaf de Philly Bully Team.

Al igual que muchos rescates, Philly Bully Team ha aceptado en el pasado algunos perros procedentes de los llamados refugios de alta mortalidad, es decir, refugios de animales, a menudo en el sur, en donde los perros se mantienen durante un tiempo limitado y la eutanasia es una rutina. Pero últimamente apenas hay sitio para los perros locales no deseados.

"Acabo de recibir un mensaje de texto de uno de nuestros socios del refugio en Carolina del Sur: '¿Puedes aceptar una camada de cachorros? Por favor, por favor, por favor'", dijo.

"No tengo en dónde ponerlos. Pero, si van a ser sometidos a eutanasia, tengo que aceptarlos. No puedo decir que no. Son cachorros".

¿Qué hacer?

"Encontraré un lugar para que vayan", dijo.

Solo que no sabía dónde.

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