Durante un breve momento del fin de semana, Hinsdale, en los suburbios del oeste, se convirtió en el centro de un momento viral en internet que implicaba inflación, burritos, riqueza y privilegios.
El desprecio de los usuarios de las redes sociales se centró en la anécdota principal de un artículo del viernes del New York Times acerca de la inflación de los alimentos: un corredor de bolsa en Hinsdale expresó su molestia respecto al aumento del precio de los burritos en Chipotle. Abandonó el restaurante después de enterarse de que el precio de un burrito era de más de 9 dólares, cuando antes rondaba los 8.50 dólares.
El ejemplo se usó para ilustrar las decisiones que toman los estadounidenses referente a su consumo de alimentos a la luz de la inflación generalizada de los alimentos, pero los usuarios de las redes sociales señalaron que Hinsdale, con un ingreso per cápita de más de 101,000 dólares y una tasa de pobreza de menos del 3 por ciento, es uno de los suburbios más ricos de la zona de Chicago. Por ejemplo, el periodista de CNN, Oliver Darcy, tuiteó: “No es una parodia”, añadiendo una captura de pantalla de la anécdota en cuestión. Otro usuario escribió: “Usar a un corredor de bolsa de Hinsdale para mostrar que los efectos de la pandemia causaron el aumento de los precios de los alimentos es toda una elección”.
El furor en internet, el cual brevemente provocó que el lujoso suburbio fuera tendencia en Twitter, subraya la disparidad en cómo los estadounidenses experimentan la inflación generalizada.
Aunque la gente está en su derecho de negarse a comprar un burrito de 9 dólares, y el momento acabó perdiéndose entre el constante flujo de contenidos que hay en línea, la anécdota y su apasionada reacción ponen de manifiesto quién se lleva la peor parte del aumento del coste de los alimentos.
Al igual que en otros sectores, los precios de los productos alimentarios para los consumidores han aumentado considerablemente desde el año pasado. El aumento de los precios de los alimentos afecta a todo el mundo, pero el fenómeno ha sido especialmente perjudicial para quienes ya luchaban contra la inseguridad alimentaria, dicen los expertos.
“Si desde el primer momento empiezas detrás de la línea de salida... vas a seguir quedándote atrás cuando todo el mundo sienta el impacto de las subidas de los precios en los alimentos”, afirma Kellie O’Connell, directora general de Lakeview Pantry.
‘Estamos viendo algo diferente’
Los costes interanuales de los bienes de consumo se han disparado un 7 por ciento en todo el país, el mayor salto que ha habido en 40 años, según informó en los últimos días Bureau of Labor Statistics. La inflación en el Medio Oeste, incluido Illinois, fue del 7.5 por ciento, mientras que en la región de Chicago, Elgin y Naperville, los precios se dispararon un 6.6 por ciento.
Es un gran salto si se tiene en cuenta que el estándar de la industria para los aumentos de precios de un año a otro está fijado en 2 por ciento.
Aunque los expertos dicen que los precios de los combustibles y los alimentos tienden a fluctuar mucho, también reconocen que eso significa muy poco para quienes compran alimentos con un presupuesto ajustado, por ejemplo. Las carnes, las aves de corral y el pescado aumentaron más del 12.6 por ciento de diciembre de 2020 a diciembre de 2021, según los datos del departamento de trabajo. Los precios de la carne en las tiendas de abarrotes experimentaron los mayores aumentos de precios, con un incremento de casi 15 por ciento en total.
Los expertos afirman que el aumento de los precios está afectando a los trabajadores con bajos ingresos, quienes ya de por sí tienen dificultades, y podría eliminar los aumentos salariales a los que han recurrido los empleadores para encontrar personal en un mercado laboral restringido.
Los precios de los alimentos en noviembre subieron más de un 6 por ciento con respecto a noviembre de 2020, según cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Los alimentos comprados en las tiendas de abarrotes aumentaron su precio ligeramente más que los comprados en restaurantes, con un incremento del 6.4 por ciento respecto al noviembre anterior, frente al 5.8 por ciento de los alimentos de restaurantes.
Kevin Sylwester, profesor de economía de la Universidad del Sur de Illinois (SIUC), señaló que, en los 10 años anteriores, el aumento en las tiendas de abarrotes fue inferior al 2 or ciento cada año.
“Estamos viendo algo diferente a lo que hemos visto en la última década”, dijo.
Sylwester dijo que los problemas de la cadena de suministro global y la escasez de mano de obra están contribuyendo a la inflación, la cual en este momento está golpeando en particular a los productos alimenticios.
“Una de las consecuencias de estas interrupciones es una menor disponibilidad, por lo que aumenta el precio de los alimentos”, dijo Sylwester.
También señaló que los costos de la energía están aumentando, lo que significa que el combustible para llevar los alimentos a las estanterías es más caro, y parte de ese costo se traslada al consumidor.
“Cuando se superen las interrupciones del suministro, creo que veremos un regreso a la normalidad, e incluso podríamos ver descensos de precios a medida que más alimentos lleguen a las estanterías”, dijo. “La pregunta del millón es cuándo desaparecerán las interrupciones en el suministro”.
Mayor necesidad
Stratten Moore lleva sin trabajo desde mayo. Trabajaba en un bar que pasó por una serie de cierres y reaperturas durante la pandemia. Lo despidieron oficialmente en mayo.
Moore recurrió a los cupones de alimentos y aceptó ayuda de sus padres. En octubre, empezó a acudir a una despensa de alimentos.
“Todo ha subido, como los huevos, la leche e incluso una pequeña caja de cereal”, dijo Moore a un periodista durante una tarde entre semana en Lakeview Pantry. “Es difícil no saber cuándo puedes ir a comprar comida o si puedes permitirte comprar eso que quieres comprar”.
Moore se encuentra entre los cientos de miles de residentes del Condado Cook que experimentan inseguridad alimentaria, un problema que no ha hecho más que crecer durante la pandemia, según los expertos.
En 2019, casi el 10 por ciento de las personas en el Condado Cook tenían un acceso inconsistente o inadecuado a suficientes alimentos, según un estudio realizado por Feeding America, una organización sin fines de lucro que se centra en el acceso a los alimentos.
Pero la falta de acceso confiable a los alimentos probablemente ha aumentado en los últimos dos años, dijeron los expertos.
En Lakeview Pantry, las visitas a los locales de la organización han aumentado un 52 por ciento desde antes de la pandemia. A medida que los precios de los alimentos suben, los costos de la propia organización sin ánimo de lucro también han aumentado, dijo O’Connell.
“La inflación es un reto más para las personas a las que servimos”, dijo.
Michael Weber, profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (UChicago), descubrió en un estudio reciente sobre los hogares estadounidenses que el impacto de la inflación en los alimentos es sustancialmente mayor para las personas de bajos ingresos, quienes generalmente no tienen la opción de buscar alternativas menos costosas.
Las personas más ricas pueden responder al aumento del costo de los alimentos cambiando Whole Foods por una tienda de abarrotes menos costosa, dijo, mientras que las personas de clase media pueden empezar a recortar cupones cuando antes no lo hacían. Pero las personas que ya utilizaban esas opciones sienten aún más el dolor de la inflación.
“En términos relativos, vemos que los hogares de bajos ingresos sufren una mayor inflación”, dijo Weber.
Ese es el caso de Marcelo Fuel y su familia. Fuel, de 53 años, y su esposa, Jazmín, han notado el aumento de los precios. Para llegar a fin de mes, la familia de cuatro miembros ha recurrido a Lakeview Pantry desde el comienzo de la pandemia.
“Usualmente estaríamos en la tienda, pero, debido a la pandemia, no hay trabajo, y por eso venimos aquí a buscar ayuda”, dijo Fuel. “Desde hace dos meses, los precios suben y suben y nadie los controla”.