Maria Romero se hizo ciudadana en el 2016 para votar en contra de Donald Trump, ofendida por la forma como él acusó a los mexicanos de criminales y violadores.
Ahora, la trabajadora de mantenimiento se resiste al creciente apoyo que los latinos muestran a Trump, quien ahora encabeza las encuestas en Arizona, el estado péndulo que Biden ganó en la elección presidencial anterior.
Bajo un calor de 104 grados Fahrenheit (40 grados centígrados), Romero emprendió su camino con portapapeles en mano por las banquetas vacías de Maryvale, un vecindario de clase trabajadora en el lado oeste de Phoenix. “Esta es”, dijo, acercándose a una de las casas que aparecen en su lista de votantes registrados. De la nada, dos perros grandes saltaron hacia ella desde el polvoriento patio, detenidos solamente por una desvencijada valla de hierro. Sin sorprenderse, Romero sacó una pequeña roca blanca de su bolsillo y con ella tocó con fuerza la puerta.
“¡Hola, vengo a hacer el aseo!”, dijo, rompiendo en una carcajada al darse cuenta de su error. La mujer de 57 años es miembro de UNITE HERE, el sindicato de la industria hotelera. Ella trabaja en un Hotel Hilton cercano y se tomó el día para ir de puerta en puerta a tratar de mantener a Arizona como estado demócrata. “Me gusta dar un paso atrás y esperar a que ellos piensen que me he ido”, dijo. “Después abren la puerta y aquí estoy.”
Romero es una de las 350 promotoras electorales, en su mayoría miembros del sindicato UNITE HERE, quienes se encuentran en este domingo de septiembre alrededor de Phoenix y Tucson tratando de convencer a los electores, especialmente latinos, a que voten por Kamala Harris. Las expectativas son altas y los márgenes están apretados. En Arizona, los latinos representaron uno de cada cuatro votantes en 2020, mientras que Biden ganó con solo 10,400 votos.
El sindicato rechaza cualquier oferta de los republicanos, pero Harris enfrenta un duro desafío. A nivel nacional, los latinos se han desviado a la derecha, mientras que, de acuerdo con una reciente encuesta del New York Times/Siena College, Trump lleva una ventaja de cinco puntos sobre Harris en Arizona mientras avanza en la preferencia entre los latinos.
Esto significa que los resultados en Arizona (dependiendo de cómo otros estados vayan, aún a nivel presidencial) podrían darle un giro a las elecciones, particularmente en lugares como Maryvale con los esfuerzos de trabajadores y promotores como Romero.
Worker Power, la organización a cargo de reclutar a los promotores electorales, tiene fuertes conexiones con UNITE HERE y ha desarrollado un sofisticado sistema para la educación de los votantes y lasmovilizaciones en Arizona. El grupo ayudó a derrotar al conocido alguacil antiinmigrante de Maricopa Joe Arpaio en el 2016.El grupo también tocó en más de 750,000 puertas para ayudar a la elección de Biden en el 2020, cuando la mayoría de los grupos se abstuvo de trabajar tocando de puerta en puerta debido a la pandemia.
Este año, la organización tiene como meta tocar 1.3 millones de puertas en Arizona, en lo que la Directora Ejecutiva de Worker Power, Brendan Walsh, denomina “el trabajo de campo más grandeen la historia del estado”. Cuando hablamos a mediados de septiembre, los reclutadores habían tocado alrededor de 500,000 puertas y hablado con 90,000 votantes. “Los vecindarios latinos del oeste de Phoenix son la principal prioridad”, dijo Walsh. “Es donde tenemos la mayor cantidad de votantes, quienes comparten nuestros valores pero no votan proporcionalmente a su población, de manera que invertimos en más intentos por alcanzar votantes (allí) que en cualquier otra parte”.
De vuelta en Maryvale, en la casa con los perros ladrando, un hombre latino de mediana edad finalmente abrió la puerta. Estaba contento de escuchar el mensaje de Romero y se comprometió a apoyar a Harris. Romero confirmó su número de teléfono para recibir en él un recordatorio para votar. En los siguientes días y semanas, los reclutadores podrían regresar a la casa y hasta hablar con cada uno de los votantes registrados para animarlos a votar por Harris.
Romero, originaria de Chihuahua, México, tomó tiempo libre de su trabajo para pasar dos meses como reclutadora por Biden. Ella prefiere su trabajo en el Hilton, donde no tiene que preocuparse sobre los golpes de sol, perros o portazos en su cara. Pero a ella no le importa el reto. “Algunas veces la gente se enoja, pero eso me hace querer tocar aún más puertas”, dijo Romero con una sutil sonrisa en su cara.
Como otros promotores electorales, Romero planeaba tocar en 80 puertas al día y hablar con al menos 17 votantes registrados; el mismo objetivo que tuvo en el 2020. Para el día de las elecciones, ella habrá tocado en más de 8,000 puertas y hablado con cerca de 1,700 votantes registrados en las dos últimas elecciones presidenciales. Y entre cada campaña, Romero mantiene con ella su piedra blanca de la suerte, la misma que utiliza para tocar puertas a donde quiera que vaya.
Romero ha escuchado a muchos de los votantes hablar apasionadamente sobre el aborto. Luego de que la Suprema Corte anulara Roe v. Wade, Arizona regresó a la prohibicion del aborto como en tiempos de la Guerra Civil, y que eventualmente fue derogada y reemplazada por una restriccion de 15 semanas para realizar un aborto. En noviembre, los votantes decidirán si pasa o no una propuesta que podría proteger el derecho al aborto. Romero dijo que un hombre le gritó que se fuera, llamándole“asesina” a Harris por estar a favor de quitarle la vida a los bebés, haciendo eco a las acusaciones falsas de Trump durante el debate presidencial. A pesar de esto, Romero permaneció ahí. Al saber que el hombre tenía una hija, le habló de lo que la prohibición al aborto había hecho a lugares como El Salvador, en donde las mujeres han sido encarceladas despues de dar a luz a bebes nacidos muertos.
“¿Qué pasaría si tu hija está embarazada y su vida está en peligro?”, le preguntó al hombre. Media hora después, el hombre dijo que le daría a Harris una oportunidad. La conversación probeblemente afectó la productividad del día de Romero, pero son ese tipo de interacciones las que la mantienen entusiasmada.
“Uno de los motivos por los que los trabajadores son tan buenos tocando puertas es porque están acostumbrados a tener conversaciones difíciles en el trabajo”, dijo María Hernandez, trabajadora de comunicaciones en UNITE HERE Local 11, el sindicato encargado de cubrir Arizona y el sur de California. Romero, por ejemplo, ayudó a dirigir la caravana para sindicalizar el Hilton, en donde trabajó en el 2008. “No es fácil intentar convencer a alguien para irse a huelga o tomar un riesgo, pero ellos están acostumbrados,” agregó Hernandez.
La campaña de Harris ha hecho grandes inversiones en Arizona, que incluyen un esfuerzo focalizado en alcanzar a los votantes latinos del estado. La campana de Arizona tiene 19 oficinas en todo el estado con cerca de 200 empleados. La primera oficina en abrir fue en Maryvale y la campaña tiene tres bancos de llamadas semanales en español, a la par con el reclutamiento electoral.
No existe esfuerzo comparable en el ladorepublicano en Arizona. Durante los dos días invertidos en el entrenamiento de promotores de voto en Phoenix y en Glendale, las únicas otras dos personas que yo detecté que también estuvieron de puerta en puerta bajo el calor fueron los evangelistas cristianos. La campaña de Trump no respondió a los cuestionamientos acerca de su campaña en Arizona, aunque un reciente artículo del New Yorker reportó que las operaciones del campo republicano habían sido adquiridas por Turning Point Action, un grupo de la derecha que no está alcanzando a los electores indecisos y se enfoca en los republicanos. Sin embargo, sí existe un esfuerzo por obtener el voto latino, particularmente buscando a quienes votan por primera vez. Marisol Garcia vive en Phoenix y es la presidenta de la Unión de Maestros Arizona Education Association, filial de la National Education Association. Ella dijo que su hijo de 18 años, quien recientemente había dejado el colegio, había recibido siete correos de la campaña de Trump en las últimas dos semanas.
Arizona se encuentra en la cúspide de un “boom” en la industria de la construcción, cuya fuerza de trabajo es desproporcionadamente latina, pero ese grupo también enfrenta “retos económicos únicos”, dijo Lisa Sanchez, profesora asistente en la Escuela de Gobierno y Política Pública de la Universidad de Arizona. Los altos costos de vivienda les dificultan la compra de casas, mientras que “ellos parecen tener que pagar rentas muy altas, más altas que las de sus colegas no-latinos.”
La misma encuesta de Times/Siena que reportó que Trump se acercaba a los latinos en Arizona también reveló que las más altas preocupaciones del electorado latino eran la economia, la inmigacion y el aborto, lo cual concuerda con lo que los reclutadores del voto han escuchado en su trabajo de campo. Manny Cahuantzi, un reclutador y miembro de la UNITE HERE de Los Ángeles, dijo que la inflación fue identificada como un problema común. Una joven latina le dijo que ella estaba indecisa pero que sus padres, quienes trabajaban en bienes raíces, apoyan a Trump porque ellos sentían que él tiene mayor capacidad de manejar la economía. Otra reclutadora, Adriana Rojas, quien trabaja en el Phoenix Convention Center, escuchó a una mujer latina quejándose de las pandillas venezolanas que han estado tomando las ciudades, en clara alusión a uno de los datos falsos que Trump difundió sobre Aurora, Colorado. Romero tocó una puerta para ahí ser recibida por un hombre latino que le gritaba que ya era tiempo de “sellar la frontera y regresar a todos”.
Pero esas respuestas, de acuerdo con el personal de campaña, son la minoría. Hasta ahora la mayoría de los votantes latinos contactados por los reclutadores dijeron que apoyan a Harris, mientras que un número aún mayor respalda a Ruben Gallego, quien está corriendo por el senado en contra de la discípula de Trump, Kari Lake. Sin embargo, la pregunta es si este impresionante campo de batalla electoral, mientras entra en su último mes de campaña, podrá entregar un margen lo suficientemente amplio para superar lo que indican las últimas encuestas.
El campo de batalla puede ser desalentador. El calor golpea los ánimos. Mucha gente no está en casa o se rehúsa a abrir la puerta, espiando a los reclutadores a través de sus cámaras Ring, que están en todas partes. Un domingo así reciente hizo poco para desanimar a Alviany Dominguez, quien tuvo una asignación especial dura: tocar puertas en Glendale, cerca del Estadio de State Farm, casa de los Cardenales de Arizona, cuando el equipo jugaba allí.
Dominguez tocó varias puertas sin éxito, mientras podía escuchar el juego transmitido detrás de ellas. Él es un inmigrante venezolano que se había mudado a Long Beach, California, a principios de año, después de llegar a ser residente legal a través del matrimonio. Consiguió un trabajo de limpieza del Hotel Conrad en Los Ángeles, pero el sindicato lo persuadió para mudarse a Arizona. “Siempre hay personas que tratan de tomar ventaja de los más vulnerables”, dijo, refiriéndose a la villanización de los inmigrantes venezolanos por parte de Trump.
Dominguez señaló hacia una casa en donde ondeaba una bandera de Estados Unidos. “A veces eso significa que apoyan a Trump, pero no siempre”, dijo. Un hombre blanco vino a la puerta y no hablaba español, pero escuchó pacientemente a Dominguez batallar con su inglés quebrado. Eventualmente pudo cerciorarse de que el hombre de la casa era el votante registrado que él buscaba y que votaría por Harris. Luego confirmó el número telefónico del hombre para poder recordarle ir a votar, vía texto.
“Mira, hay mucha gente buena allí afuera”, dijo, dirigiéndose a la siguiente casa, donde un perro ladraba vigorosamente anticipando su llegada.