CHICAGO— En muchos sentidos, la vida es buena para Amy Blobaum. Tiene un trabajo que le encanta, está felizmente casada con un futuro pastor luterano y pronto dará a luz a su segundo hijo.
No obstante, sobre todo eso se cierne una sombra de su pasado.
Blobaum, de 38 años, fue condenada por homicidio inducido por drogas en 2015, después de compartir heroína con su novio. El hombre sufrió una sobredosis y, aunque Blobaum buscó ayuda realizando RCP y llamando al 911, un juez del Condado Will la envió a prisión.
El año pasado, en un intento de reducir las muertes por sobredosis, los legisladores de Illinois modificaron la ley estatal del buen samaritano para proteger a personas como Blobaum de ser procesadas. Si lo mismo ocurriera hoy, probablemente no sería acusada.
Aun así, los antecedentes penales de Blobaum siguen siendo una carga. Su plan de convertirse en trabajadora social se vio afectado cuando una universidad no le permitió inscribirse a un programa de maestría. Y la madre del novio, quien es la tutora judicial del primer hijo de Blobaum, citó su antecedente penal como una razón para negarle la custodia.
Blobaum dijo que ya se recuperó de su adicción y que pagó su deuda social por un delito que, en cierto modo, ya no existe. Sin embargo, sigue siendo castigada.
"Me siento restringida, siempre asustada", dijo Blobaum. "Un homicidio inducido por drogas suena bastante horrible si no están dispuestos a escucharte".
Blobaum, que fue procesada con su nombre de soltera, Amy Shemberger, pasó sus primeros años en Cicero, en donde comenzó lo que dijo que fue una larga y problemática relación con su novio, Peter Kucinski. Tuvieron un hijo después de que Blobaum se graduara de la universidad, y con el tiempo también compartieron un problema de abuso de sustancias.
Blobaum dijo que su adicción comenzó después de que se lesionara haciendo ejercicio y le recetaran una gran cantidad de analgésicos opiáceos. Dijo que compartía las píldoras con Kucinski y que, cuando las prescripciones finalmente terminaron, la dependencia física que había desarrollado continuó.
Para evitar un doloroso síndrome de abstinencia, dijo, ella y Kucinski compraron analgésicos en el mercado negro, antes de recurrir a una alternativa más barata y fácil de conseguir: la heroína.
"Rápidamente toqué fondo", dijo Blobaum. "En 2014 no solo esnifaba heroína, sino que consumía drogas vía intravenosa. Todo lo que dices que no harás es lo que terminas haciendo".
Fue arrestada dos veces en el lapso de unas pocas semanas por posesión de drogas, y recibió libertad condicional en el segundo delito. Seis días después, el 10 de agosto de 2014, ella y un conocido consumidor de drogas se dirigieron a Chicago para comprar heroína.
Los detalles de quién hizo qué en ese fatídico viaje todavía están en disputa, pero la conclusión es que Blobaum regresó y le dio parte de la heroína a Kucinski. Los registros judiciales dicen que la usaron juntos en un baño de su casa en Lockport; su hijo, que entonces tenía 5 años, esperaba afuera de la puerta.
Según las actas judiciales, Kucinski, quien también había bebido lo suficiente como para presentar un nivel de alcohol en la sangre de 0.378, cayó inconsciente después de esnifar su parte de la droga. Cuando dejó de respirar, Blobaum llamó al 911 e inició la reanimación cardiopulmonar correspondiente. Los paramédicos llevaron a Kucinski a un hospital, pero pronto se declaró que estaba muerto.
Tres meses después, los fiscales del Condado Will acusaron a Blobaum de homicidio inducido por drogas. El estatuto de lenguaje vago entró en vigor durante la epidemia de crack de la década de 1980, como una forma de perseguir a los principales proveedores de drogas, pero durante años los fiscales rara vez la aplicaron.
Eso cambió hace una década, cuando las muertes relacionadas con opioides empezaron a ser cada vez mayores. Pero los acusados usualmente son consumidores de drogas como Blobaum, quienes como tal no son traficantes.
Algunos fiscales estatales afirman que la firmeza de los cargos penales por homicidio inducido por drogas ha sido un elemento disuasorio eficaz, aunque varios estudios lo ponen en duda. Investigadores de Rhode Island, por ejemplo, entrevistaron a 40 reclusos con trastorno por consumo de opioides, y descubrieron que la mayoría no creía que la ley fuera a cambiar mucho las cosas.
"Siempre va a ser una cuestión de oferta y demanda", dijo un hombre. "Lo sé con certeza".
Blobaum se declaró culpable en agosto de 2015. La madre de Kucinski, Dorothy Kucinski, la cual se convirtió en tutora del hijo de la pareja unas semanas antes de la fatal sobredosis, testificó en la audiencia de sentencia sobre cómo su familia había sufrido después de la muerte de su hijo.
"Me duele bastante el corazón, porque me arrebataron a Peter mucho antes de lo esperado", dijo. "El dolor de no poder decirle adiós, darle un último beso y un abrazo—el dolor es eterno en mi corazón. La vida nunca será la misma sin él para todos nosotros, especialmente [para] el bebé de Peter".
Blobaum hizo una declaración de arrepentimiento —"Esta adicción al final nos consumió a los dos", dijo—, pero el juez la condenó a siete años de prisión. Acabó cumpliendo poco más de cuatro.
En todo ese tiempo, dijo, no vio a su hijo ni una sola vez.
Ben Blobaum estaba a punto de dejar su trabajo en el sacerdocio penitenciario cuando, durante su última visita a Decatur Correctional Center, conoció a Amy.
Ella había dejado la heroína con la ayuda de un programa de 12 pasos después de la muerte de Kucinski, dijo, y una vez encarcelada ayudó a dirigir las reuniones con sus compañeros de prisión. Blobaum y ella se unieron en la fe cristiana y salieron por correspondencia y llamadas telefónicas mientras ella cumplía su condena.
"Mentiría si dijera que [el arresto] no estaba en algún lugar de mi mente", dijo Ben Blobaum. "Pero incluso mucho antes de que Amy fuera liberada, esas preocupaciones se disiparon casi por completo. Llegué a confiar realmente en ella y he descubierto que Amy es una de las personas más honestas que he conocido en mi vida".
Blobaum obtuvo la libertad condicional en enero de 2020 —ella y Ben Blobaum se casaron ese mismo año— y rápidamente consiguió un trabajo como técnica de salud conductual en Northern Illinois Recovery Center, un centro de rehabilitación de adicciones en Crystal Lake.
Pero pronto aprendió que avanzar por el campo de la recuperación sería difícil. Dijo que aplicó a un programa en línea en la Universidad de Aurora (AU), para obtener su título de maestría en trabajo social, pero que se le negó la admisión.
Una portavoz de la universidad no quiso opinar referente al caso de Blobaum, pero dijo que los candidatos no son admitidos en el programa de trabajadores sociales si sus cargos penales les impiden obtener la licencia.
Con todo, no está claro que ese sea el destino de Blobaum.
El Departamento de Regulación Financiera y Profesional de Illinois le permite solicitar una revisión de su solicitud a los aspirantes a trabajadores sociales que fueron condenados por un "delito forzoso". Si pueden demostrar que están rehabilitados, el departamento podría emitir una licencia. En 2020, dijo un portavoz, no se rechazó a nadie por sus antecedentes penales.
Blobaum dijo que su condena también obstaculizó su esfuerzo por recuperar la custodia de su hijo, el cual ahora tiene 12 años, al que ha visto solo un puñado de veces desde su liberación. El abogado de Dorothy Kucinski argumentó ante el tribunal que Blobaum sigue siendo incapaz de criar al niño.
"El historial de recuperación [de Blobaum] de su adicción a las drogas, las mentiras y el engaño es un camino incoherente, contradictorio y peligroso para el bienestar mental, moral y emocional del menor", escribió el abogado. "De hecho, [su] trayectoria de tratamiento y negación por la muerte de Peter Kucinski pone directamente en peligro al menor de edad".
No se pudo contactar ni Dorothy Kucinski ni su abogado para escuchar sus comentarios.
Después de la presión ejercida por los defensores de la recuperación, los legisladores de Illinois actualizaron el año pasado la ley del buen samaritano del estado, para evitar que las personas sean acusadas de homicidio inducido por drogas si, como Blobaum, buscan ayuda médica de emergencia para alguien que ha sufrido una sobredosis.
Pero el cambio llegó demasiado tarde para Blobaum. A diferencia de las decenas de miles de habitantes de Illinois arrestados por delitos relacionados con el cannabis antes de que se legalizara la droga, no hay una ruta preparada para que ella pueda limpiar su expediente, dijo Ben Ruddell, de ACLU, en Illinois.
"Espero que haya una actitud receptiva para poder reducir el daño a las personas que han sido criminalizadas, pero no hay muchas herramientas en la caja de herramientas legal como para conceder un alivio retroactivo", dijo.
Dijo que Blobaum podría solicitar un indulto al gobernador J.B. Pritzker, aunque otros estados no estarían obligados a respetarlo. La mejor solución, dijo, sería que el fiscal del estado del Condado Will, James Glasgow, la ayudara a conseguir la anulación de la condena y a borrarla, para que, legalmente hablando, fuera como si nunca hubiera ocurrido.
A raíz de una pregunta de Chicago Tribune, una portavoz dijo que Glasgow revisará el expediente de Blobaum.
Blobaum dijo que podría tratar de obtener un indulto o una expurgación, aunque la escasez de recursos económicos ha impedido que contrate a un abogado de clemencia. Irónicamente, aunque cree que su condena fue injusta, reconoce que se benefició de su tiempo en prisión.
Pero ya es suficiente, dijo.
"No sé si estaría en un buen lugar si no hubiera sido por eso, pero también te lo recriminan", dijo. "¿En qué momento puedes salir y decir: 'Cumplí mi condena y ya no merezco el castigo'?".