CLARKSDALE, Mississippi— Durante dos años, Naomi King, una australiana propietaria de Levon's Bar and Grill en Clarksdale, Mississippi, hizo girar su modelo de negocio en más de un sentido. La pandemia de coronavirus les obligó a ella y a su esposo, Jonathan King, a reducir la plantilla a la mitad, a disminuir el horario de apertura y a eliminar del menú algunos platillos de alto precio, mientras aumentaban el precio de otros.
"Cerramos [durante seis semanas]. Hicimos lo de entregar la comida en la acera durante mucho tiempo. Y todavía no hemos vuelto a poner los asientos en la barra", dijo Naomi, sentada junto a Jonathan en una mesa de Levon's en una reciente mañana de marzo. "Ya no tenemos alitas de pollo. No podemos permitírnoslo".
"Quiero decir que el aumento de precio para nosotros fue como del 250 por ciento", dijo Jonathan mientras miraba a Naomi. "Solíamos pagar unos 60 o 70 dólares por una caja. La última vez que lo comprobé, seguía siendo más de 175 dólares la caja de alitas de pollo. Nadie va a pagar ese precio por las alitas".
"Sí, [media libra] por unos 16.95 dólares", añadió Naomi.
Al comienzo de la pandemia, los Kings recibieron ayuda federal a través del Programa de Protección de Pago (PPP) y el Fondo de Revitalización de Restaurantes (RRF) para pagar los salarios del personal y otros gastos. Los efectos persistentes de la pandemia han provocado problemas en la cadena de suministro del restaurante, y algunos clientes siguen teniendo miedo de cenar en él, lo que supone un reto adicional para la alguna vez abarrotada atracción turística cerca del río Sunflower, en el centro del ajetreado centro de Clarksdale.
La pandemia hizo que muchos restaurantes de todo el país cerraran sus puertas permanentemente. Unos 90,000 restaurantes y bares habían cerrado hasta mayo de 2021, según los últimos datos disponibles de la Asociación Nacional de Restaurantes, un grupo comercial del sector.
Desde los problemas de personal y la inflación hasta las limitadas opciones de comida en el interior y la deuda contraída, muchos restaurantes que permanecen abiertos están luchando por sobrevivir. Los restaurantes son vitales para las comunidades a las que sirven, ya que proporcionan puestos de trabajo, espacios de reunión para la comunidad e inversión económica. Sus pérdidas abren un vacío en la comunidad, especialmente en las ciudades pequeñas.
El Congreso creó programas para ayudar a los negocios a salir adelante, y en el último año más de la mitad de los estados promulgaron leyes adicionales para ayudar a los restaurantes, por ejemplo permitiendo la venta de cócteles para llevar. En esta sesión legislativa, al menos 10 estados presentaron o aprobaron proyectos de ley para ayudar a los propietarios de restaurantes a aumentar sus ventas, según la investigación de Stateline. Sin embargo, los defensores del sector afirman que los negocios necesitan más ayuda, porque los fondos federales se agotaron para la mayoría y nunca fueron accesibles para otros.
La pandemia sigue causando inestabilidad en muchos restaurantes, dijo Mike Whatley, vicepresidente de asuntos estatales y promoción de base en la Asociación Nacional de Restaurantes. Whatley dijo que su esperanza es que los gobiernos estatales, locales y de los condados usen la ayuda federal relacionada con la pandemia para ayudar a la industria de la restauración a recuperarse cuando los clientes comiencen a regresar. Añadió que los estados deberían aprobar leyes para apoyar los cócteles para llevar.
"Muchos de nosotros hemos desarrollado hábitos durante la pandemia como el no salir tanto. No hemos hecho cosas en un entorno social", dijo Whatley. "Ahí hay una enorme oportunidad para que los líderes locales estimulen la economía sin tener que gastar un solo centavo [de los fondos locales]".
La Asociación Nacional de Restaurantes prevé que las ventas de este año alcancen los 898,000 millones de dólares y que el empleo aumente en 400,000 puestos de trabajo con respecto a 2021, sumando un total de 14.9 millones de puestos de trabajo, según el informe de la organización acerca del estado del sector en 2022. Esos totales proyectados supondrían un aumento respecto a los 864,000 millones de dólares de ventas en 2019, pero un descenso de medio millón de puestos de trabajo respecto a 2019.
A pesar de ese progreso, a los defensores les preocupa que algunos restaurantes no se recuperen. Quieren que los estados usen los fondos de la ley federal del Plan de Rescate Estadounidense (ARP) para ayudar a los negocios locales que son los motores económicos de sus comunidades.
"[Los propietarios de negocios] vendieron sus casas... y lo hacen para seguir pagándole a sus empleados o para pagar su renta y no recibir una notificación de desalojo", dijo Erika Polmar, directora ejecutiva de la Coalición de Restaurantes Independientes (IRC), un grupo comercial creado por chefs y restauradores durante la pandemia para abogar por más ayuda gubernamental para los negocios. "Las cosas están realmente mal en este momento, y los restaurantes... corren el riesgo de cerrar cualquier día. Y, cuando cierran, se llevan miles de puestos de trabajo consigo".
Desde 2020, el Congreso ha financiado varias iniciativas para ayudar a las pequeñas empresas, incluidos los restaurantes, a mantenerse a flote durante la pandemia. Esto ha incluido programas como PPP, el programa Préstamo de Desastre por Daños Económicos por COVID-19 (EIDL) y RRF, un programa de subvenciones administrado por la Agencia Federal de Pequeños Negocios (SAB) de Estados Unidos.
Naomi King dijo que la ayuda que recibió fue un "absoluto salvavidas" para su negocio. Sin ese dinero, dijo, el restaurante habría permanecido cerrado.
Pero algunos propietarios de restaurantes, aún endeudados, no tienen capacidad para devolver los préstamos que recibieron a través de PPP. Otros solicitantes siguen esperando esa ayuda. Aproximadamente dos tercios, es decir, unas 180,000 personas, que solicitaron ayuda de RRF hace más de un año aún no han recibido el dinero, según un informe del 30 de junio de SBA.
Más del 80 por ciento de los restaurantes que no recibieron una subvención para la revitalización de restaurantes informaron que están al borde del cierre definitivo, de acuerdo con los datos recogidos por IRC. Es poco probable que el Congreso reponga el fondo, ya que fue eliminado del proyecto de ley de gastos general, según Nation's Restaurant News. Pero grupos como la Asociación Nacional de Restaurantes seguirán presionando al gobierno federal para que lo apoye, dijo Whatley.
"El Congreso acaba de aprobar su último proyecto de ley de gastos y realmente esperábamos que una reposición [de RRF] estuviera en ese proyecto de ley, pero no fue así", dijo Whatley. "Los restaurantes están en una situación realmente precaria".
Varios estados han actuado en esta sesión.
En febrero, el gobernador demócrata de Rhode Island, Daniel McKee, promulgó dos medidas que permitirían de forma permanente que los restaurantes vendan cócteles, cerveza y vino para llevar, y le permitirían temporalmente a los restaurantes ofrecer cenas al aire libre.
Este mes, el gobernador demócrata de Wisconsin, Tony Evers, promulgó dos proyectos de ley destinados a darle un impulso financiero a las pequeñas empresas y los restaurantes.
En Massachusetts, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que le permitiría a los restaurantes durante más tiempo vender cócteles para llevar, ampliando una práctica que los restaurantes han dicho que es fundamental para su supervivencia. El proyecto de ley ahora se dirige al Senado. Los legisladores de Pensilvania presentaron un proyecto de ley similar que le permitiría a cualquier negocio con una licencia válida para vender bebidas alcohólicas, excepto las tiendas de comestibles, de conveniencia y los grandes almacenes, vender bebidas mezcladas para el consumo fuera del local. El proyecto se remitió a un comité del Senado.
Un proyecto de ley en California también ampliaría la legislación anterior para permitir la venta de cócteles para llevar. Y, en Connecticut, la Cámara de Representantes votó a favor de un proyecto de ley que ampliaría hasta el 30 de abril de 2023 una ley que permite comer al aire libre, la cual anteriormente expiraba el 31 de marzo.
Desde 1995, Rue Kenoy Harris, propietario de Kenoy's, un restaurante en Clarksdale conocido por su hamburguesa de doble carne, ha pasado por varios desafíos, pero nada como la pandemia. Como su restaurante está situado cerca de Coahoma Community College, su principal clientela son los estudiantes. Pero las interrupciones relacionadas con la pandemia en la escuela ralentizaron su negocio. Harris, el único empleado de su establecimiento, no podía permitirse el lujo de cerrar.
Cambió su horario de apertura y aumentó ligeramente los precios. Para añadir otra fuente de ingresos, Harris abrió un taller de serigrafía adentro de su restaurante.
Aunque no tiene tantos clientes como antes, se las arregla con lo que tiene.
"La pandemia es lo que es", dijo Harris. "Todo estará bien".
Otros restaurantes en Clarksdale no han sido tan afortunados.
Ryne Gipson Sr. era el copropietario de BeeCee's Place, un restaurante de comida a la barbacoa que cerró definitivamente sus puertas en 2021, después de haber cerrado por primera vez en marzo de 2020, poniendo en peligro el legado de 30 años de su familia en el negocio de la comida. Durante la pandemia, Gipson, quien ejercía de cocinero principal, se apartó del negocio debido al lupus contra el que ha luchado durante años. Los constantes dolores corporales y articulares y la fatiga causados por el lupus, junto con su preocupación por la exposición al COVID-19, influyeron en su decisión de darle prioridad a su salud sobre la cocina y la gestión del restaurante.
Después, otros miembros del personal se enfermaron. El extenso menú se convirtió en una carga que cumplir. Su esposa y copropietaria, Jessica, y un miembro del personal intentaron salvar el negocio, reduciendo el horario y cambiando el menú. El dúo no tenía la capacidad ni la tecnología suficientes como para atender los pedidos que se entregan en la acera. Al final, los clientes dejaron de acudir.
"Llegamos a un punto en el que apenas conseguíamos un cliente. Estábamos pagando los gastos generales y [estábamos] pidiendo comida. No valía la pena. Todo lo que teníamos eran deudas", dijo Jessica Gipson. "Fue difícil, sobre todo al ver que se despedía a un empleado. Cuando cerramos, yo tampoco tenía empleo ya".
Los Gipson decidieron no solicitar ayudas federales, porque no querían depender de ellas ni estar atados a una deuda adicional.
Pat Fontaine, director ejecutivo de Mississippi Hospitality and Restaurant Association (MSRA), dijo que entiende por qué algunos negocios no solicitan los fondos, pero que la reticencia de algunos no descarta la necesidad de otros. Al menos 1,900 restaurantes de Misisipi solicitaron dinero federal, pero solo 500 lo recibieron, dijo.
Aunque el sector de los restaurantes de Misisipi parece estar en mejor forma que el de otros estados en estos momentos, según Fontaine, el mayor reto es encontrar gente para trabajar y enfrentar los crecientes costos en los alimentos. Fontaine se muestra escéptico respecto a la posibilidad de que el estado experimente un gran aumento en las ventas de los restaurantes, dijo, y le preocupa cómo esto afectará a los clientes.
"Este año podemos ver que las ventas disminuyen, los precios de la gasolina siguen subiendo. Así que los costos en los alimentos siguen subiendo. Hay esos factores que le impiden a la gente salir, sobre todo salir con frecuencia", dijo Fontaine a Stateline.
Aun así, algunas personas han encontrado una oportunidad. La disminución de la presencia de restaurantes ha animado a algunos locales a abrir nuevos restaurantes a pesar de las dificultades.
En diciembre de 2021, Lisa y Cedric Bush, oriundos de Leland, Mississippi, abrieron Bush's Kountry Cafe, antes Leland Café, un restaurante de comida soul con entretenimiento en vivo los fines de semana.
Durante 25 años, el sueño de los Bush había sido abrir un restaurante en su ciudad natal. Han visto cómo la salud económica de su ciudad natal disminuía con el cierre de restaurantes y otros negocios. Animados por la pandemia, el dúo imaginó un espacio para que las familias y las personas de fuera de la ciudad pudieran conversar en torno a la buena comida y la buena diversión. Cada fin de semana, el restaurante se mantiene ocupado.
"¿Por qué abrir un negocio en una pandemia? Bueno, Dios dice 'Te haré florecer en tiempos de hambruna'. Así que, incluso en la hambruna, él te guía a hacer cosas y luego lo hace posible", dijo Cedric Bush. "No podemos preocuparnos por la pandemia... La gente está necesitada: Necesitan volver a sonreír".
Lisa Bush, sentada en una cabina frente a su esposo, añadió: "Y queremos proporcionarles experiencias en donde puedan hacerlo. Hay una vieja tradición de que la gente se siente alrededor de una mesa para cenar y simplemente hablar y disfrutar de la comida juntos. Y lo estamos viendo con las abuelas y los nietos. Eso nos hace saber que estamos haciendo algo positivo".