El líder del sindicato de policía de Chicago dijo que presentó una queja formal el lunes porque la Municipalidad alberga a los migrantes en las comisarías, una práctica que advirtió es “inhumana” y envía un mensaje que insulta a la policía.
John Catanzara, presidente de la Orden Fraternal de Policía (FOP, por sus siglas en inglés), dijo que presentó la queja ante la división de relaciones laborales del Departamento de Policía de Chicago. Dijo que le dijeron que el Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo de la ciudad “abordaría la situación”.
Grupos de inmigrantes llevan albergados en el Distrito Central, 1718 al sur de la calle State, por lo menos desde enero. Catanzara dijo que le habían dicho que los inmigrantes también han estado viviendo en el distrito de Ogden, 3315 al oeste de la avenida Ogden.
Una fuente del Ayuntamiento dijo que la administración de la alcaldesa Lori Lightfoot le dijo al departamento de policía que tenía que aceptar a los solicitantes de asilo porque no había espacio en ningún otro lugar.
“No hay comida, camas ni nada en los distritos y los niños duermen en los suelos de los distritos desde hace días”, dijo la fuente. “Le hemos rogado a la alcaldesa que haga algo y no lo ha hecho. Es grave”.
Catanzara dijo que “es inhumano” que la Municipalidad relegue a los inmigrantes a dormir en “suelos duros noche tras noche”, insistiendo en que “no deberían estar acampando allí indefinidamente como si fuera un albergue para indigentes.” Dijo que los agentes tampoco deberían tener que trabajar en esas condiciones.
Después de pasar gran parte del mandato de Lightfoot en desacuerdo con la alcaldesa, Catanzara dijo que la medida equivale a un “adiós” a los oficiales de base que una vez literalmente le dieron la espalda a Lightfoot después del fatal tiroteo de la oficial Ella French.
Ryan Johnson, portavoz de la alcaldía, dijo que los funcionarios de la Municipalidad están “trabajando para coordinar un paso seguro para todos los recién llegados”, aunque se negó a responder a preguntas específicas del Sun-Times.
Cuando los solicitantes de asilo se presentan en las instalaciones municipales, se realiza inmediatamente “una solicitud de albergue”, explicó Johnson. La Municipalidad trabaja entonces “para transportar a las personas y familias a un refugio una vez que haya espacio disponible” y también se asocia con organizaciones comunitarias “para ayudar con la provisión de refugio temporal y otros servicios.”
“Esta crisis humanitaria sigue siendo fluida, hemos estado trabajando incansablemente para conectar a los recién llegados con la asistencia y el apoyo que tanto necesitan”, dijo. “Seguiremos trabajando con nuestros líderes locales y comunitarios para apoyar a los necesitados”.
Al menos ocho inmigrantes, entre ellos tres niños, llevaban albergados en el Distrito Central desde que llegaron a Chicago hace unos cinco días. El Salvation Army trasladó a la mayoría de ellos a un refugio el lunes por la tarde.
Foto #2: El Salvation Army trasladó el lunes a los migrantes de la comisaría del Distrito Central a un refugio.
Erika Moreno dijo que buscó refugio en la comisaría porque una amiga le dijo que era un lugar seguro. “Cuando llegamos nos dijeron que esperáramos dentro. Llamaron al 311 y todo eso”, dijo.
Moreno, de 28 años, dijo que llegó de Venezuela con su hijo de 11 años, su cuñada y su sobrina de 3 años, todos los cuales se refugiaron en la estación.
Dijo que dependían de las donaciones de alimentos de los agentes y de las personas que entraban ofreciendo ayuda. Durmieron sobre mantas en el suelo de la comisaría y utilizaron toallitas húmedas para limpiarse porque no había duchas disponibles.
Moreno y su familia fueron trasladados a un refugio el lunes.
A Hidr Lobo y a su hija de 11 años, Zara, les dijeron que esperaran en la estación porque no están seguros de dónde ubicarlos.
Lobo, de 48 años y también de Venezuela, dijo que no le dijeron cuánto tiempo estarán albergados. Reconoció que es complicado encontrar refugio para un padre soltero y una hija, ya que los niños suelen viajar con ambos padres o sólo con su madre.
Lobo dijo que su permanencia en la estación había sido frustrante para él porque depende de extraños para pasar cada día. Señaló que él y su hija no habían comido el lunes porque nadie se había acercado a darles de comer.
“Es incómodo, pero mientras tengamos comida estamos bien”, dijo.