CHICAGO — Enrique Bunbury no se retiró de la música. El cantautor español estaba en receso para resurgir luego de los sucesos del 2022 que lo obligaron más que a un retiro, a una reclusión para replantearse y sanarse.
En mayo de 2022, estaba supuesto a reencontrarse con su público de Chicago como parte de su gira de celebración de sus 35 años de carrera y que en febrero de ese mismo año sería “la última” por motivos de salud.
Ese concierto a realizarse en Chicago — específicamente en el Rosemont Theatre — primero estaba pautado para el 3 de mayo y tuvo se reagendarse para el 15 de mayo, por lo que se dijo, eran cuestiones de visas, y realizarse luego de las presentaciones en Nueva York y Atlanta. Pero no sucedió.
“Chicago fue el lugar de los hechos finales, donde se derrumbó todo el castillo”, recordó en entrevista para La Voz. Bunbury venía arrastrando problemas de salud, de la garganta, de los que no sabía la causa. Esa gira del año pasado era la de la despedida forzada por la incertidumbre.
“Hubo diferentes episodios durante la gira mexicana”, contó. “Habíamos cancelado shows, me había arrastrado a lo largo y ancho de la República Mexicana salvando los conciertos, haciéndolos lo mejor posible dentro de unas circunstancias muy complicadas para mí”.
A Chicago, dijo, llegó unos días antes del que iba a ser su concierto en el Rosemont, el primero realmente fuera del área de Chicago, ciudad donde se ha escrito parte de su historia musical con muchas notas altas y algunas bajas.
En esta ciudad se ha dado cita desde la década de los 90 del siglo pasado como parte del legendario grupo Héroes del Silencio, del que fue vocalista y fundador y que estuvo activo de 1982 a 1996; en 2007 hubo una gira de reencuentro y despedida.
Ya en su carrera en solitario que comenzó en 1997 con el disco “Radical Sonora” se presentó ese año en el House of Blues; en el 2000 actuó en Joe’s Bar y regresó al House of Blues en 2002 y 2003. En 2004 se presentó en el Metro, concierto que terminó abruptamente y que marcó su separación de “El pequeño cabaret ambulante”.
Luego tuvo ese regreso en 2009 con el concierto del disco Hellville de Luxe en el Aragon; en 2010 dio dos conciertos en el V Live; en el 2011 se presentó en el Aragon con la banda mexicana Zoé; en el 2012 cantó en el Congress Theater con su “Licenciado Cantinas”, y en 2016 dio dos conciertos en el House of Blues.
El que hasta el momento queda como su último concierto es el del 20 de marzo de 2019 en ese mismo recinto.
En ese regreso a Chicago el año pasado, incluso estuvo paseando por la ciudad. Pero los problemas de salud, dijo, comenzaron la noche anterior de la que iba a ser la del concierto. “De repente volví a tener todos los síntomas. Estuve toda la noche tosiendo, con esa sensación de arena en los pulmones”, recordó.
Le llamó a su mánager. “Le dije: ‘Me está pasando otra vez. No puedo con esto. Me preocupa el concierto de Chicago’”, recordó.
Fue entonces cuando se tomó “la dolorosa y difícil” decisión de cancelar el resto de la gira, bajarse de los escenarios, y anunciar un retiro adelantado. Había que parar y buscar la causa de los males.
Durante los siguientes meses, se dedicó a atenderse, a cuidarse, a indagar qué era exactamente el mal que lo aquejaba y le cerraba la garganta.
Se enteró que su condición fue una reacción a una sustancia química contenida en el humo utilizado en los conciertos. Ya a sabiendas, se procuró a sanar físicamente. La parte de la sanación emocional vino de la mano de seguir haciendo música.
Y poco a poco, durante ese periodo de introspección comenzó a darle forma y vida a “Greta Garbo”, su nuevo disco.
Que su doceavo disco de estudio se llame como la actriz sueca nacionalizada estadounidense e icono del cine mudo, parece replicar y rendirle tributo a la evasividad con la que la diva vivió sus últimos días luego de un retiro abrupto de la pantalla.
En el caso de Greta, fue en parte ocasionada por la llegada del cine sonoro y porque quería vivir otra vida, donde no se escuchara su voz. En el caso de Bunbury, fue un retiro abrupto necesario para que su voz siguiera escuchándose.
Pero la vida de Bunbury es música, es creación. Por eso su “Garbo” marca su nuevo comienzo, uno en el que se permite explorar nuevos caminos y propuestas.
Es el primer disco que es producido por el músico, actor, productor y director de cine franco-mexicano Adán Jodorowsky a quien dijo conoció en 2008 en París, Francia, cuando Bunbury fue a hablar con el papá de Adán, el artista y cineasta chileno Alejandro Jodorowsky (“La montaña sagrada”, “El topo”, “Santa Sangre”, “Poesía sin fin”).
“Él (Alejandro) me presentó a Adán en París. No había sacado aún su primer álbum en español (”El ídolo”, 2008) sólo el de en francés. Habíamos estado en comunicación esporádicamente, había escuchado muchas de sus producciones. Lo vi en los Latin Grammy en Las Vegas y le dije que me encantaría trabajar con él, que normalmente no me produce nadie, pero que me encantaría hacer algo con él”, compartió.
El momento llegó el verano pasado. Enrique ya tenía algunos demos y temas desde antes de cancelar la gira, pero el disco aún no tomaba forma. Partes de “Greta” se gestaron antes de ese retiro abrupto y el resto ese verano en el Desierto de los Leones en México, donde se grabó luego de la llamada con Adán.
Como un acto de psicomagia muy a lo Jodorowsky, se dio en el momento preciso.
“Justo cuando terminaba unos demos, Adán me llamó en el momento exacto. Le dije, ‘este es el momento. Hagámoslo’”, compartió.
El resultado es un disco con tintes de soul setentero, un material esperanzador que revela otra capa de Bunbury, un artista que continúa sorprendiendo a sus seguidores, que no obedece a nadie, sólo a su propio genio y que ahora quizá siendo “más viejo y sincero” —una de las líneas de “La chispa adecuada”— respeta más sus procesos.
Porque como dice el título de uno de los temas de “Garbo”: “Nuestros mundos no obedecen a tus mapas”, ni a lo que otros establecen de lo que Bunbury es porque “no hace falta ser una celebridad para ser inolvidable”.
De lo que fue este proceso, destacó, ni el artista sabe qué esperar cuando quiere ponerse en un nuevo contexto musical, cuando trabaja con un nuevo equipo, con un nuevo productor, con otros músicos y en un estudio distinto.
“Todo esto buscando resultados diferentes con esos pequeños matices, cambiando incluso con tu visión actual de lo que fuiste en el pasado. Sospechas estos cambios, pero [en ese momento] no piensas en el exterior, en los oyentes”, recalcó.
Sin embargo, sí sabe que sus seguidores, esos que lo procuran desde hace años y los que se van sumando, le agradecen que siga con su arte, que se exprese de una forma determinada obedeciendo a un momento determinado de su existencia.
“Greta Garbo” es un disco-respuesta a su momento determinado, a uno de los más dolorosos de su carrera y del cual resurge cautelosamente. Bunbury sabe que es afortunado por contar con seguidores que entienden sus procesos, que los agradecen.
“Creo que hay una parte importante de mi público que entiende mi necesidad de búsqueda y están deseando acompañarme en ese viaje; incluso hay quienes se enfadan si hago un disco que no cambia tanto, que les gusta cuando los sorprendo”, contó.
Pero no quiere que eso se convierta en una trampa: que racionalicen demasiado la búsqueda y que no sea algo natural. “Sí que estoy agradecido con un oyente al que sé que no se la he puesto fácil; sé que hay discos que no iban a ser entendidos tan fácilmente”, agregó.
Un público oyente con el que ahora se reencontrará luego de la reclusión, del retiro que no fue retiro, sino el momento para recomenzar y que le permite realizar no una gira, sino diez citas puntuales, pautadas, que en 2023 y 2024 serán su regreso a los escenarios —el reencuentro con el público.
Este 2023 estará en Sudamérica. El 5 de diciembre en Buenos Aires, Argentina; el 9 de diciembre en Santiago de Chile; el 11 de diciembre en Lima, Perú; el 14 de diciembre en Quito, Ecuador, y el 16 de diciembre en Bogotá, Colombia.
Para el 2024 las presentaciones serán en México, Estados Unidos y España. En México estará el 8 de junio en la Ciudad de México y el 12 de junio en Guadalajara, Jalisco. En Estados Unidos actuará el 15 de junio en Los Ángeles, California y el 18 de junio en Nueva York. En España, se presentará el 29 de junio en Madrid.
“No son conciertos. Son una toma de contacto cautelosa con los escenarios intentando no comprometerme a algo a largo plazo. Elegimos esta opción”, aclaró.
Es una manera de continuar “aliviándose”, de curarse “la herida” del 2022, una que sigue abierta. “No está cerrada del todo”, confesó. “Lo que me ocurrió fue un tanto traumático y mi relación con los escenarios ahora es de mucha cautela y de cierto temor”.
En Chicago tiene una cita pendiente. “En Chicago en algún momento, habrá que sacarse la espina”. Y seguir su apuesta por el rock.