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Dee DePass

El COVID-19 exacerba la crisis del cuidado infantil y los padres están cerca del colapso

Los padres están cansados.

Por ejemplo la auxiliar de enfermería Tammi Lewis, quien perdió semanas de trabajo y 7,800 dólares de sueldo cuando el aula de la guardería de su hijo en Plymouth, Minnesota, sufrió brotes de COVID.

O como Kelsey y Christian Dahlager, de St. Paul, Minnesota, que pagan 3,000 dólares al mes por el cuidado de sus dos hijos —una cantidad superior a la inscripción en una escuela comunitaria y 300 dólares más de lo que un padre que obtiene el salario mínimo se ganaría en un mes— y que, sin embargo, se encuentran algunos días haciendo malabarismos para al mismo tiempo trabajar desde casa y cuidar de un bebé y un niño pequeño, porque los cuidadores están enfermos.

Los padres de todo el país se han pasado dos años buscando entre los escombros de un sistema de cuidado de niños que de por sí ya era un mosaico frágil y que se vio aún más expuesto por la pandemia, los cierres de diversos lugares e instituciones y la imprevisibilidad histórica. Muchos pensaron que serían capaces de forjar una nueva normalidad en este nuevo año, pero la variante ómicron añadió otra ronda de incertidumbre.

La situación de los padres con salarios bajos que están en la línea de combate, los cuales no tienen la opción de trabajar a distancia, es la más grave. Pero incluso los que tienen un salario alto y cuentan con vacaciones pagadas y derecho a días por enfermedad, dicen que también luchan con el alto costo y el número cada vez menor de plazas para los 354,000 niños de Minnesota, de 5 años o menos, que necesitan atención de tiempo completo.

Para Lewis, una madre soltera de tres hijos, significó pagar 1,200 dólares durante seis semanas para mantener el cupo abierto para su hijo, incluso cuando su salón de clases permaneció cerrado durante el confinamiento. "No me pagaron por ninguno de los días que perdí en el trabajo, por lo que me atrasé mucho en pagar mis cuentas", dijo Lewis, que está usando un programa de apoyo de alimentos para salir adelante, y rezando para que su solicitud de ayuda para pagar la renta sea aprobada.

Un análisis realizado por Federal Reserve Bank de Minneapolis reveló que el gobierno gasta unos 10,000 dólares en cada niño escolarizado de entre 5 y 17 años en Minnesota, pero que solo gasta 900 dólares por niño en los tres primeros años de vida y 2,500 dólares por niño de 3 y 4 años.

Así pues, las familias soportan la mayor parte de los costos relacionados con la atención infantil temprana. Hay ayudas para los más pobres, pero estas no son suficientes. En 2018, Wilder Foundation descubrió que el 58% de las familias pobres que cumplían los requisitos no recibían subvenciones para el cuidado de los niños, por falta de fondos públicos.

"Dado el [alto] costo del cuidado de los niños frente a los [bajos] salarios, ese desajuste no ha sido beneficioso para los padres que intentan pagar el cuidado de los niños mientras trabajan", dijo Jodi Harpstead, comisionado del Departamento de Servicios Humanos de Minnesota (DHS).

Como consecuencia de la pandemia, muchos padres dejaron sus trabajos para poder cuidar a sus hijos, dijo. "Es simplemente todo el mundo lidiando con el COVID y con los casos que van y vienen, así como tener diferentes periodos de confinamiento y tratar de hacer todo lo que funciona en su vida. Es difícil mantener un trabajo cuando esto ocurre".

Alrededor del 76% de los padres de Twin Cities trabajan fuera de casa y el 12.9% de los niños de Minnesota viven en la pobreza, según Federal Reserve Bank de Minneapolis y Minnesota State Demographic Center.

Con una financiación pública limitada, el resultado es a menudo un sistema de cuidado de niños "independiente" que frustra a las familias, a los empleadores con poco personal y a los centros de cuidado de niños por igual—uno que está tensándose casi hasta el punto de ruptura, dicen los padres.

"El problema número uno que surge en relación con las guarderías es el costo", dijo Laura Gorke, directora del programa ACT en Jewish Family and Children's Service de Minneapolis.

"La mayoría de [nuestras] familias son monoparentales. Y, normalmente, en ese bajo nivel socioeconómico, la idea de poder permitirse una guardería no siempre es una opción", dijo Gorke. "Y, ciertamente, durante la pandemia, las guarderías han tenido muchos problemas de personal".

Por lo tanto, la disponibilidad, incluso cuando los padres pueden permitirse pagar el cuidado de sus hijos, se ha convertido en un problema mayor.

Las investigaciones del DHS muestran que cada vez hay menos proveedores de servicios de guardería en el mercado. Además, al igual que otras industrias de bajos salarios, se enfrentan a la escasez de personal, exacerbado por el agotamiento, debido a las tensiones por COVID-19.

Por ejemplo, DHS encontró que, tan solo en 2021, Minnesota perdió un neto de 494 empresas de cuidado de niños en el hogar, eliminando plazas para 10,217 niños. Los cierres representaron saltos—de 323 en 2020 y de 420 en 2019.

Hoy en día, hay tan solo 6,700 proveedores para cuidados infantiles familiares o en el hogar en todo el estado, en comparación con 14,300 en 2000. Y aunque las guarderías más grandes del estado crecieron, el aumento fue leve: de 1,600 negocios en diciembre de 2000 a 1,815 el mes pasado.

En conjunto, hay una disminución de la disponibilidad y eso "hace que sea muy difícil" encontrar proveedores asequibles de guarderías—especialmente en las zonas rurales y si son para bebés, dijeron Harpstead y otros.

Para ayudar, los gobiernos federal y estatal asignaron 958 millones de dólares el año pasado, para apuntalar el debilitado sector de Minnesota hasta 2024.

Los fondos públicos se materializaron en subvenciones mensuales a los proveedores de servicios de guardería en Minnesota, así como becas de aprendizaje temprano para los padres, créditos fiscales regulares y temporalmente mejorados para niños y un aumento de los salarios para los empleados mal pagados que trabajan en guarderías.

Podrían llegar más ayudas federales para el sector si el Congreso aprueba el proyecto de ley Build Back Better de la administración Biden. Pero el plan de rescate está lejos de ser seguro. Otra fuente de ayuda para los padres —la ampliación de los créditos fiscales para usarse en los hijos— expiró a finales de 2021.

Minnesota Business Partnership, Chamber of Commerce e Itasca Project están trabajando con el grupo de trabajo Great Start For All Minnesota Children del gobernador Tim Walz, para estudiar formas de ayudar a que los padres estresados reciban más permisos pagados, derivaciones de emergencia para el cuidado de los niños y otros beneficios para la familia.

Pero las respuestas públicas y privadas a la crisis del cuidado de los niños son a menudo criticadas por el hecho de ser fragmentadas, entrecortadas, insostenibles o por no abordar las molestias más finas de un sistema en tensión.

"Mi familia es tan privilegiada... pero aun así nos enfrentamos todos los días a los problemas del sistema de trabajo/cuidado de niños en Estados Unidos, ya sea por el costo desorbitado, porque todo el mundo constantemente se pone enfermo y trata de cuidar a los niños mientras trabaja desde casa, o por los pésimos salarios del personal, que provocan la rotación de personal", dijo Dahlager, una madre de St. Paul que le entrega una gran parte de su sueldo a la guardería. "No se puede ganar en este sistema, solo salir adelante".

Los Dahlager tuvieron a su segundo hijo durante la pandemia, e intentaron trabajar desde casa mientras cuidaban a su bebé y luego de su hijo de dos años. La ejecutiva de mercadotecnia de Target y su marido duraron un mes haciendo malabares con los cambios de pañales, la lactancia, el trabajo, las reuniones de Zoom y las conferencias telefónicas.

Finalmente, inscribieron a los niños en Jardin Spanish Immersion Academy en su vecindario.

"Pagando tanto por la guardería, te sorprendería saber que muchos empleados de guarderías ganan el salario mínimo. Eso es desgarrador por sí mismo", Dahlager dijo. "Es solo que siento que el sistema de guardería en Estados Unidos se supone que está ahí para apoyar a la industria de trabajo en Estados Unidos, pero no parece que esos sistemas encajen bien".

No hace falta decírselo a Tilnika Parker.

Esta madre soltera de dos hijos de Minneapolis soportó los disturbios en su vecindario en Lake Street después del asesinato de George Floyd, y luego tuvo que dejar su trabajo de asistente de enfermería certificada en St. Paul cuando el COVID-19 llegó en 2020, porque la guardería subvencionada que usaba cerró durante seis meses.

Cuando el centro de cuidados volvió a abrir, Parker volvió a trabajar como asistente de enfermería, ganando 17 dólares la hora. Pensó que estaba preparada. Luego, el centro tuvo varios brotes del virus, enviando a sus hijos sanos a un confinamiento de 14 días cada vez que sucedía y obligando a Parker a faltar al trabajo.

"Estábamos más tiempo en casa que en la guardería", dijo. "Ha sido difícil. Me cuesta".

Le advirtieron que podían despedirla. Ahora hace turnos de noche, cuando puede encontrar niñeras. Ha pedido dinero prestado para pagar la renta.

Antes de la pandemia, cada vez que un niño se enfermaba, los padres perdían uno o dos días de trabajo. Ahora, las normas de confinamiento y los continuos brotes pueden suponer la pérdida de una o dos semanas de trabajo y, por consiguiente, de sueldo.

Sheilah Howard, directora de servicios profesionales de Jewish Family and Children's Service, dijo: "Cada semana estamos trabajando en estos temas con nuestros clientes [padres]".

La semana pasada, el estado redujo los tiempos de confinamiento para las guarderías, una buena noticia para las guarderías, los padres y los empleadores.

Alrededor del 62% de los miembros de Chamber of Commerce de Minnesota encuestados informaron que la escasez de guarderías era problemática e impedía el crecimiento de las empresas.

"Para nosotros, el cuidado de los niños es un problema enorme", dijo Karen Edwards, portavoz del fabricante de velas Maud Borup, con sede en Plymouth, que tiene una fábrica en Le Center, a 70 millas al sur de Twin Cities. "Durante el COVID, muchas de las guarderías de aquí cerraron y muchas no volvieron a abrir".

La empresa perdió tantos trabajadores que tuvo problemas para hacer llegar los pedidos de dulces navideños a clientes como Target, Nieman Marcus, Hy-Vee, Michaels y Party City.

Para frenar el desgaste, la empresa compró un terreno junto a su fábrica para construir su propia guardería.

"Con la actual escasez de opciones de guardería", dijo Edwards, "nuestro objetivo es aliviar la carga de nuestros padres trabajadores y ayudarnos a retener nuestra fuerza de trabajo".

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