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St. Louis Post-Dispatch
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Robert Patrick

Acabo de recibir la dosis 2,873 de la vacuna COVID-19. ¿Funcionará?

ST. LOUIS — Quizá me hayan vacunado contra el coronavirus el miércoles pasado por la mañana.

Sin embargo, también probablemente me hayan puesto una inyección de 5 cc que era mayormente una sustancia salina.

Como participante en un ensayo de vacunas que se está llevando a cabo en la Washington University en St. Louis, aún no estoy seguro de cuándo averiguaré cuál recibí.

Mientras tanto, los investigadores monitorearán a los participantes en busca de efectos secundarios a través de consultas presenciales y una app, y observarán para ver quiénes se contagian de coronavirus por exposiciones en la comunidad.

No expondrán intencionalmente a nadie al virus como parte del estudio.

La mayoría de los efectos secundarios aparecen en los primeros dos días. Esperaba algunos, con la esperanza de que eso significara que me dieron la verdadera vacuna. Me dolió un poco el brazo. Eso fue todo.

Y antes de que me pregunten, ya pregunté: un brazo dolorido no indica si recibí el placebo o la vacuna. Ni siquiera los investigadores saben si recibí la dosis verdadera.

Motivaciones

No es la primera vez que soy un sujeto de prueba. Probé una vacuna contra la gripe aviar en 2014 y fallé la prueba preeliminar para recibir una vacuna contra Zika en 2016, ambas a través del Centro de Vacunas de la St. Louis University.

En ese entonces, mi motivación principal eran los cientos de dólares que le pagan a los participantes. En parte fue también la oportunidad de tener un acceso temprano a las vacunas. Por otra parte, fue en respuesta a una noción a la que a veces me suscribo, que nuestros cuerpos necesitan ser desafiados por patógenos desconocidos más a menudo de lo que lo son, y que tales desafíos nos hacen más fuertes. He viajado a docenas de países en todo el mundo, y me he puesto muy, muy enfermo en varios. Para ir a esos lugares, a menudo me aconsejaron que me vacunara contra varias enfermedades poco comunes en Estados Unidos, como el cólera y la fiebre amarilla.

Los investigadores de la Washington University me dijeron que la mayoría de las personas del estudio dicen que quieren vacunarse contra el COVID-19 sin tener que esperar hasta el próximo año.

Esa es parte de la razón para mí, pero un motivo igual o más importante es disminuir la probabilidad de que lleve el coronavirus a casa con mi esposa e hijos.

Yo cubro las cortes federales y la aplicación de la ley federal para el St. Louis Post-Dispatch. He tenido el lujo de poder escuchar muchas audiencias de la corte a distancia, y de cubrir muchas otras noticias por teléfono.

Pero también he escrito muchos reportajes que me ponen en la comunidad. He cubierto protestas, marchas y conferencias de prensa. He entrevistado a gente que no quiere llevar un tapabocas, y he estado al lado de reporteros que sentían lo mismo.

No soy el primero en responder, y otros en el Post-Dispatch suelen salir más en público, pero mi trabajo conlleva un mayor riesgo para mi familia.

Amanda St. Amand, editora digital del Post-Dispatch, también está en el estudio de Janssen. Ella dijo que conseguir un acceso más rápido a la vacuna "nunca se me pasó por la cabeza".

"Esta es una enfermedad horrible. Creo en la ciencia. Debemos hacer todo lo que podamos para ayudar", señaló.

Sus hijos, uno de los cuales es enfermero en Colorado, la apoyaron. Su marido desconfiaba de los posibles efectos secundarios.

También le dolió un poco el brazo.

Apresurando una vacuna

Me ofrecí como voluntario para las pruebas de la vacuna contra el coronavirus tanto en la St. Louis University y en la WashingtonUniversity, al igual que St. Amand.

La Washington University me llamó primero para una vacuna hecha por AstraZeneca. Programamos una cita para principios de septiembre, días antes de que se detuviera para estudiar los posibles efectos secundarios graves. La Food and Drug Administration autorizó a finales del mes pasado la reanudación de los ensayos.

El estudio es conocido por el nombre más fácil de usar de ENSEMBLE

Hasta donde yo sé, no recibí ninguna consideración especial como reportero. No discutí con el personal que quería escribir sobre el ensayo hasta la mañana en que recibí la dosis.

En la cita inicial del miércoles, la Washington University verificó varios signos vitales, tomó muestras de sangre, y me pasó hisopos por la nariz. Querían saber si ya había estado expuesto.

Tengo buena salud. Y he dado negativo dos veces antes; una vez este verano cuando tuve algunos síntomas menos comunes de la enfermedad, y más recientemente cuando doné sangre a través de la Cruz Roja.

Me dijeron que recibí la dosis número dos mil 873 durante esta prueba de la fase tres, que en gran parte prueba la eficacia. Las fases anteriores probaron la seguridad de la candidata a la vacuna y determinaron si desencadenaba una respuesta inmunológica.

Inyectan ya sea solución salina, o 50 mil millones de partículas de virus.

Janssen fue el cuarto ensayo de vacuna a gran escala iniciado en Estados Unidos. La compañía utiliza un virus del resfriado común inactivado modificado para llevar solo una parte del virus del SARS-CoV-2 (la proteína que se ha convertido en omnipresente en las imágenes del nuevo coronavirus) para tratar de desencadenar una respuesta inmunológica. Janssen utiliza el mismo virus del resfriado modificado en su régimen de la vacuna del ébola.

Así es como funcionará este estudio: Debido a que los investigadores no expondrán intencionalmente a los participantes al coronavirus, el estudio más bien tiene que usar estadísticas para probar la efectividad de la vacuna. Los investigadores esperan que un cierto número de personas en el ensayo normalmente, como parte de sus vidas diarias, contraigan el virus de la comunidad. El estudio comparará entonces el número de participantes que contrajeron el virus con lo que los investigadores pudieran esperar estadísticamente.

Sé que algunos estadounidenses son escépticos de las vacunas, no confían en el gobierno y los medios de comunicación, y creen en teorías de conspiración. Como reportero, los escucho con cierta frecuencia. Una mujer me envió un correo electrónico a principios de este año, por ejemplo, repitiendo las afirmaciones que encontró en línea (que los tapabocas causan el coronavirus y que las compañías farmacéuticas están mintiendo sobre el virus para tratar de sacar provecho de una vacuna).

Hay una pequeña parte de mí que espera que mi experiencia pueda ayudar a los escépticos como ella.

Aun así, personalmente, es difícil no saber si he sido vacunado, y cuán efectiva puede ser esa vacuna.

No puedo cambiar mi comportamiento basándome en este ensayo y su probabilidad de 50/50. Pero podría bajar mi nivel de estrés solo un poco.

Y se siente bien poder ayudar, de alguna pequeña manera.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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